El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, renovó recientemente su promesa de celebrar nuevas elecciones en Jerusalén.
Azzam al-Ahmad, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y del Comité Central de Fatah, dijo el jueves que los árabes palestinos están exigiendo que la UE presione a Israel para que permita la celebración de elecciones en el este de Jerusalén.
Los árabes palestinos rechazaron una propuesta europea para permitir el voto electrónico de los residentes árabes de Jerusaem, dijo.
“Si Israel se niega”, advirtió Ahmad, “los palestinos considerarán la opción de una respuesta dura, ya que hay consenso sobre la celebración de elecciones generales”. Puede que se decida convertir el Consejo Nacional Palestino en el parlamento del Estado de Palestina”.
“Queremos despedirnos de la ocupación de cualquier manera posible, y en un escenario en el que la Autoridad Palestina se derrumbe, la alternativa será un Estado. Y tomaremos medidas y exigiremos que las Naciones Unidas nos ayuden mediante el uso del Artículo 7 de la Carta”, continuó Ahmad.
Afirmó que la Autoridad Palestina actualizó a Israel, pero no pidió su aprobación, sobre su intención de celebrar elecciones generales al parlamento y a la presidencia en la Zona C y en el este de Jerusalén.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, renovó recientemente su promesa de celebrar nuevas elecciones parlamentarias en la Autoridad Palestina, que no se han celebrado desde 2006, cuando Hamás obtuvo una mayoría abrumadora.
Sin embargo, el presidente de la Autoridad Palestina ha subrayado que la emisión de un decreto para la celebración de elecciones depende de que éstas puedan celebrarse también en el este de Jerusalén.
Según se informa, Israel ha decidido ignorar y no responder a una carta enviada por la AP en la que se solicitaba que se permitiera a los residentes del este de Jerusalén participar en las elecciones previstas.
La insistencia de Abbas en celebrar elecciones en el este de Jerusalén es en realidad un desafío a la declaración del presidente estadounidense Donald Trump a finales de 2017 de que Jerusalén es la capital de Israel.