El primer ministro británico, Keir Starmer, mantuvo un encuentro en Londres con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en un contexto en el que el gobierno del Reino Unido evalúa el reconocimiento de un Estado palestino. Según Downing Street, los líderes abordaron la situación humanitaria en Gaza, la liberación de rehenes en manos de Hamás y la necesidad de una solución inmediata al conflicto.
Durante las conversaciones, Abbas expresó su aprobación a la intención británica de reconocer un Estado palestino antes de la Asamblea general de la ONU programada para finales de este mes, salvo que Israel modifique su postura. Un portavoz oficial señaló que el presidente palestino valoró la declaración del Reino Unido como un compromiso concreto en el marco de la actual crisis regional.
Gran Bretaña y Francia, junto con otros países, han anunciado su disposición a presentar el reconocimiento de Palestina en Naciones Unidas. El gobierno de Starmer ha señalado que dará el paso si Israel no acuerda un alto el fuego o no adopta medidas consideradas sustantivas para aliviar la emergencia en Gaza y comprometerse con un proceso de paz estable a largo plazo.
Downing Street explicó que la reunión bilateral formó parte de las gestiones políticas impulsadas por Starmer para avanzar hacia una salida diplomática a la guerra en Gaza. La oficina del primer ministro indicó que el encuentro se enmarcó en una serie de contactos destinados a definir posiciones claras respecto a los pasos inmediatos.
Ambos líderes coincidieron en que Hamás no tendrá ningún papel en un eventual gobierno palestino y destacaron la necesidad de establecer una solución duradera a la guerra. El portavoz británico afirmó que Starmer recibió positivamente la disposición de Abbas a emprender reformas en la Autoridad Palestina, que calificó de esenciales para un eventual proceso de transición política.
Mahmoud Abbas, de ochenta y nueve años, llegó a Londres el domingo por la noche en el inicio de una visita de tres días. Su viaje se realiza bajo la restricción impuesta por el Departamento de Estado de Estados Unidos, que le prohibió asistir a la Asamblea general de la ONU en Nueva York.