En un reciente encuentro con periodistas en Kuwait, Jibril Rajoub, secretario general del Comité Central de Fatah, defendió la masacre del 7 de octubre llevada a cabo por Hamás, describiéndola como parte de una “guerra defensiva” del pueblo palestino.
Según Rajoub, esta acción fue una reacción a la “agresión” de Israel en territorios palestinos.
Rajoub también abordó la repercusión de los actos de Hamás en los intentos de Israel por integrarse en Oriente Próximo. Según sus declaraciones, estos ataques frustran los esfuerzos de la derecha israelí de normalizar relaciones en la región sin abordar primero la cuestión palestina. Hizo referencia a los Acuerdos de Abraham y a las conversaciones en curso con países como Arabia Saudí, que buscan la paz a cambio de paz.
Además, el también presidente de la Asociación Palestina de Fútbol, reconoció la importancia de Hamás en el panorama político y social palestino, pero reafirmó que la Autoridad Palestina (AP) es el único representante legítimo del pueblo palestino.
Por otro lado, la AP ha evitado condenar la masacre del 7 de octubre, que resultó en la muerte de más de 1.200 israelíes y el secuestro de aproximadamente 240 en Gaza. El Ministerio de Asuntos Exteriores de la AP incluso sugirió que Israel había fabricado pruebas sobre la masacre, aunque posteriormente se retractó de esta afirmación tras la crítica del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El presidente de la AP, Mahmud Abbas, ha expresado en varias ocasiones su disposición a asumir el control de Gaza tras un eventual desalojo de Hamás, siempre y cuando se establezca un Estado palestino con el este de Jerusalén como capital.
Por su parte, el presidente de EE. UU., Joe Biden, ha manifestado su apoyo a una AP revitalizada para gobernar Gaza después del conflicto, aunque Israel se ha mostrado reacio a esta idea, especialmente debido a la falta de condena de la AP hacia la violencia del 7 de octubre.