El primer ministro palestino afirmó que la Autoridad Palestina debe dirigir Gaza tras la guerra y denunció obstáculos israelíes, problemas fiscales y reformas en curso.
Mustafa insiste en liderazgo de Ramallah en la administración de Gaza
Mohammad Mustafa sostuvo que Ramallah debe asumir la dirección de Gaza después de la guerra y afirmó que esa sede dispone de mejores opciones para esa tarea. Señaló trabas impuestas por el gabinete del primer ministro Benjamin Netanyahu. Ante Brookings Institution, dijo que la Autoridad Palestina mantiene estabilidad en Judea y Samaria y restaura la situación en Gaza con apoyo internacional, a pesar de desafíos y dificultades que requieren reforma, en los que su equipo ya realiza trabajo coordinado.
Buena parte de actores internacionales respalda que la Autoridad Palestina sustituya a Hamás como autoridad en Gaza. Israel bloqueó ese traspaso y alega corrupción estructural e incentivos a la violencia, por lo que rechaza la llegada del organismo a la Franja. La Casa Blanca bajo Donald Trump también lanzó críticas frecuentes contra la Autoridad Palestina. Ese gobierno vetó el ingreso del presidente Mahmoud Abbas a Estados Unidos para la Asamblea general de la ONU el mes pasado.
Con todo, capitales árabes condicionaron su implicación posterior a un rol de una Autoridad Palestina reformada. Washington ajustó su enfoque, permitió la asistencia de Abbas a una cumbre en Egipto a inicios de mes y se observó a Trump abrazarlo con calidez. Mustafa, asesor económico histórico de Abbas, ejerció antes como viceprimer ministro y ministro de Economía, presidió el Fondo de Inversión de Palestina y ocupó altos cargos en el Banco Mundial.
Fue designado primer ministro el año pasado en medio de pedidos crecientes de reforma en una Autoridad Palestina sin legislativas desde 2006 ni presidenciales desde 2005. Aprovechó la comparecencia ante público estadounidense para detallar obstáculos que enfrenta la Autoridad Palestina y medidas de cambio ya en marcha. Ordenó prioridades, describió frentes urgentes y explicó el alcance de ajustes institucionales que impulsa su equipo en coordinación con aliados y agencias técnicas.
Datos clave y cifras verificables del texto
- Más de 1.000 puestos de control en Judea y Samaria según el recuento presentado.
- Más de $3.000 millones retenidos por Israel a la Autoridad Palestina.
- Cerca de $4.600 millones sin depósito por nuevas reglas bancarias israelíes.
- Desempleo del 35 por ciento y más de 200.000 empleos perdidos en Israel por permisos revocados.
- 35.000 empleados en Gaza: 6.000 maestros, 7.000 médicos y miles de agentes de seguridad inactivos.
Bloqueos, finanzas y seguridad: obstáculos y respuestas de Ramallah
Mustafa abrió con los más de 1.000 puestos de control que las FDI instalaron en Judea y Samaria. Esas barreras restringieron con fuerza el tránsito palestino y sofocaron la economía regional. Israel sostiene que resultan imprescindibles para proteger a residentes judíos frente a intentos de grupos terroristas palestinos de atacar civiles y militares. El primer ministro palestino subrayó además más de $3.000 millones retenidos por Israel, decisión que, dijo, dificulta la vida económica.
Vinculó el ahogo fiscal con la parálisis de servicios y la imposibilidad de planificar gasto básico. Por su condición no estatal, los Acuerdos de Oslo establecen que Israel recauda mensualmente ingresos de liquidación por cuenta de la Autoridad Palestina y los transfiere a Ramallah. Ese flujo sostiene el funcionamiento diario y compone la mayor fracción del presupuesto anual. Su interrupción desata crisis y deja áreas críticas sin financiamiento operativo suficiente para cumplir obligaciones rutinarias.
Israel interrumpió giros en repetidas ocasiones y citó como causa pagos de asistencia social de la Autoridad Palestina a terroristas convictos y a sus familias, además de a parientes de atacantes muertos. Jerusalén afirma que esa política premia el terrorismo y exige cambios verificables. En febrero, Abbas firmó un decreto que elimina la remuneración según duración de la condena. Documentos señalan que el esquema anterior quedó descartado, mientras Israel replica que continúa vigente.
El desfinanciamiento dejó a trabajadores del sector público con 13 meses de salarios impagos en tres años, aseguró Mustafa. El desfase golpeó ministerios, hospitales y municipalidades y forzó recortes en programas esenciales. La incertidumbre presupuestaria dañó contratos y encareció la provisión de insumos críticos. Docentes de escuelas estatales declararon huelga por sueldos pagados de forma parcial y esa protesta atrasó el inicio del año escolar y agravó brechas de aprendizaje.
Reformas y retorno a Gaza con apoyo de una fuerza internacional
Nuevas reglas bancarias israelíes impidieron que la Autoridad Palestina deposite cerca de $4.600 millones. El bloqueo generó una severa crisis de liquidez y amplificó un cuadro económico crítico. El desempleo en Judea y Samaria trepó al 35 por ciento y más de 200.000 palestinos perdieron empleos en Israel tras revocación de permisos después del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Familias enteras quedaron sin ingresos estables.
Mustafa indicó que Ramallah consiguió compromisos adicionales de ayuda desde países árabes y europeos para amortiguar la escasez de fondos. Aun así, la Autoridad Palestina acumula un déficit abultado financiado con créditos del sector privado, lo que incrementa costos financieros y desplaza recursos desde servicios esenciales. El primer ministro describió operaciones antiterroristas de las FDI que empujaron a decenas de miles de palestinos a abandonar sus hogares en plena crisis económica regional.
Esas redadas ocurrieron junto con represalias casi diarias de judíos de Judea contra palestinos que, en gran medida, no recibieron control efectivo. La violencia añadió estrés a comunidades rurales y carreteras y complicó la asistencia humanitaria. La administración Biden encabezó sanciones contra individuos y entidades de judíos de Judea el año pasado. Trump había revertido esa política, y Mustafa admitió impacto limitado por falta de disuasión y vacíos de aplicación coordinada.
No obstante, pidió a los estados adoptar medidas más serias para enviar una señal correcta al gobierno israelí de que esa situación no resulta aceptable. Reclamó acciones con consecuencias visibles y reiteró que respuestas tibias no alteran conductas. Defendió coherencia entre discursos y herramientas para corregir abusos y solicitó consistencia internacional frente a episodios que agravan tensiones y afectan la vida diaria de comunidades palestinas vulnerables en la región.
Reformas, calendario electoral y capacidades para regresar a gobernar Gaza
Interrogado sobre reformas en marcha, Mustafa aceptó pendientes y remarcó comicios que Abbas acordó convocar el próximo año. También anunció elecciones municipales a inicios de 2026, dijo. Planteó un calendario secuencial y la preparación logística necesaria para su realización. Recordó que Abbas comunicó planes electorales varias veces y los canceló de forma repetida, con atribución a restricciones israelíes y críticas por temor a derrotas abrumadoras para Fatah.
El escepticismo persiste y condiciona la confianza de votantes y donantes. “Incluso si no somos la administración con mejor desempeño en el mundo, todavía tenemos una responsabilidad hacia nuestra gente, especialmente nuestra gente en Gaza”, dijo Mustafa. “Lo que más necesitan hoy es asistencia para que la Autoridad Palestina pueda albergarlos, enviar a sus hijos de regreso a las escuelas, tratar a personas heridas, empezar a conseguirles nuevos trabajos y reconstruir Gaza”.
También advirtió que, aunque muchos líderes solicitan reformar a la Autoridad Palestina, el término se volvió una etiqueta flexible y poco definida. Esa ambigüedad complica la evaluación de avances y favorece metas móviles. Afirmó: “Hacemos todo lo posible para llevar a cabo estas reformas y esperamos que esto no se use como una excusa para que el gobierno israelí continúe con su ocupación”. Exigió separar procesos internos de la política de control territorial.
Sobre la capacidad de retomar funciones en Gaza tras el derrocamiento por Hamás en 2007, Mustafa señaló que Ramallah ya cuenta con 35.000 empleados en la Franja, incluidos 6.000 maestros, 7.000 médicos y miles de agentes de seguridad inactivos, que podrían sostener una fuerza policial. Agregó que varios miles reciben entrenamiento en Jordania y Egipto y que personal asumirá tareas de reactivación del cruce de Rafah cuando Israel acepte su reapertura.
Fuerza internacional, reconocimiento estatal y efectos políticos y legales
Mustafa afirmó que la Autoridad Palestina está lista para cursar una invitación formal a una fuerza de seguridad internacional que apoye la estabilización de la Franja, tal como prevé el plan de 20 puntos de Trump para cerrar la guerra. Precisó condiciones: mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, operación junto a estructuras existentes de la Autoridad Palestina y límite a un plazo transitorio con refuerzo de capacidades locales.
“Animo a todos a ayudar a poner la AP en el lugar correcto para gobernar en Judea y Samaria y también en Gaza porque esta resulta la mejor manera posible de salir de la situación en la Franja”, continuó Mustafa. “Ninguna misión internacional por sí sola puede hacerlo. La Autoridad Palestina constituye un gran activo para la estabilidad en la región”. Vinculó esa arquitectura de transición con objetivos de normalización del funcionamiento institucional.
Consultado por el reconocimiento de un Estado palestino por varios países occidentales de peso, Mustafa rechazó que se trate de gestos vacíos. Enmarcó esas decisiones como pasos con efectos políticos y legales reales que reordenan incentivos y abren oportunidades en foros multilaterales y bilaterales. Defendió que esos movimientos generan herramientas concretas para sostener acciones diplomáticas y facilitar coordinación con socios que impulsan soluciones con legitimidad internacional verificable.
“Creo que esto ayudará a restaurar la esperanza de que una solución de dos Estados aún resulta posible al demostrar que todavía existe un apoyo internacional fuerte”, dijo. “Es importante recordarle al gobierno israelí y al pueblo israelí que la ocupación no es la solución. Todavía hay millones de palestinos que viven al lado y exigen sus derechos, independientemente del paso del tiempo”, concluyó en la intervención.
