El discurso del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en la Asamblea General de la ONU no contó grandes sorpresas. Sus comentarios eran predecibles: ataques contra Israel y Estados Unidos, y amenazas (una vez más) de reconsiderar los acuerdos con Israel.
Pero el mensaje más agresivo fue reservado para los líderes de Hamás y los residentes de la Franja de Gaza bajo el gobierno del grupo terrorista.
El discurso de Abbas contuvo una amenaza explícita de «eliminar toda responsabilidad» de Gaza si Hamás no acepta llegar a un acuerdo con la Autoridad Palestina. En otras palabras, tiene la intención de dejar de transferir fondos de la Autoridad Palestina a Gaza en el futuro cercano.
Obteniendo claramente el mensaje, algunos habitantes de Gaza, poco después del discurso de Abbas, se reunieron para protestar por sus comentarios en la ciudad de Rafah en un evento respaldado por Hamás, con hombres enmascarados con carteles que decían: «Abbas no nos representa«.
El discurso de Abbas y la protesta organizada por Hamás que lo siguió son un recordatorio más de cuán profunda es la brecha entre Hamás y la Autoridad Palestina, y este último está preparado para desconectarse de la Franja y dejar de transferir los 96 millones de dólares que gasta allí cada mes.
Mientras tanto, se están tomando medidas sobre el terreno: Hamás ha estado arrestando a los activistas de Fatah en Gaza, mientras que la Autoridad Palestina se ha embarcado en una de las campañas de arrestos más grandes de Hamás en Judea y Samaria. Según el grupo terrorista, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina han capturado a más de 60 miembros de Hamás en todo Judea y Samaria en poco más de 24 horas, incluidos prisioneros liberados.
La espiral de tensión entre los dos movimientos y la posible detención de fondos en Gaza podría conducir fácilmente a una escalada significativa en los combates entre Israel y Hamás en el sur: es poco probable que Hamás, frente a la crisis financiera más grave de su historia, tragará tranquilamente la píldora amarga que Abbas está preparando para ella, lo que agravará significativamente la situación económica y humanitaria en la Franja.
Hamás está alentando las protestas contra Abbas, pero también comprende que la frustración y la amargura de los residentes de Gaza no están reservadas solo para la Autoridad Palestina o Israel. La culpa también se dirige a su manera. La escalada militar podría servir para canalizar la furia pública hacia Israel en su lugar.
Mientras tanto, la desconexión de Abbas con Israel y los Estados Unidos continúa. Incluso si por un momento las declaraciones de Trump del miércoles en apoyo de la solución de dos Estados reavivaron el discurso internacional sobre el tema, es probable que el respaldo poco entusiasta del presidente de Estados Unidos produzca muchos cambios en las relaciones con los palestinos.
Y así, Abbas, al avanzar en edad y no lucir lo mejor posible en la ONU, está planeando movimientos que causarán grandes dolores de cabeza a Israel en Gaza. Es posible que haya repetido en su discurso que no desea la violencia o la lucha armada en Judea y Samaria, pero parece que no le importaría ver a Hamás e Israel en conflicto por enésima vez hacia el sur.