La Autoridad Palestina y la facción gobernante de Fatah repitieron durante el fin de semana su llamado a los palestinos a realizar protestas masivas contra las intenciones israelíes de aplicar su soberanía a partes de Judea y Samaria.
La Autoridad Palestina y Fatah esperan que las protestas masivas comiencen durante esta semana en varias partes de Judea y Samaria.
Sin embargo, hasta ahora los palestinos no han atendido a la llamada para salir a la calle en masa y manifestarse contra el plan de soberanía israelí, para consternación de los altos funcionarios de la AP y de Al Fatah.
Los analistas políticos palestinos mencionaron que la apatía podría atribuirse a varios factores.
En primer lugar, el brote de la pandemia del coronavirus y sus repercusiones en la economía palestina han desviado la atención de las cuestiones políticas y de seguridad, en particular las relacionadas con Israel. Muchos palestinos parecen estar más preocupados por el creciente número de infecciones de coronavirus y la mala economía que por el plan de soberanía.
En segundo lugar, muchos palestinos siguen siendo escépticos acerca de los motivos e intenciones de los dirigentes de la AP, en particular en lo que respecta a la decisión del 18 de mayo del presidente de la AP, Mahmoud Abbas, de renunciar a todos los acuerdos y entendimientos con Israel, incluida la interrupción de la coordinación de la seguridad entre las fuerzas de seguridad palestinas y las FDI.
Estos palestinos no toman en serio las recurrentes amenazas de Abbas de alejarse de los acuerdos firmados con Israel. Consideran el anuncio de Abbas como un mero paso táctico destinado a presionar a Israel para que abandone su plan de soberanía y apacigüe a la opinión pública palestina.
En tercer lugar, muchos palestinos parecen haber perdido la confianza en la capacidad de sus líderes para hacer frente a las políticas y decisiones de la administración israelí y estadounidense. En lo que respecta a estos palestinos, los dirigentes de la AP no han logrado impedir que Israel aplique sus políticas y medidas en Judea y Samaria, y este de Jerusalén, incluida la “construcción de poblados”.
Además, en los últimos tres años la dirección de la AP no ha logrado impedir que la administración estadounidense reconozca a Jerusalén como la capital de Israel, trasladando la Embajada de los Estados Unidos. de Tel Aviv a Jerusalén, cerrando la oficina de la OLP en Washington DC y deteniendo la ayuda financiera de los Estados Unidos al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS).
Cuarto, los palestinos no sienten que la mayoría de los estados árabes los apoyen plenamente en su conflicto con Israel y la administración de los Estados Unidos. De hecho, los palestinos han visto que algunos estados árabes están a bordo de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, especialmente el plan de Paz para la Prosperidad de los Estados Unidos.
Además, los palestinos ven cómo algunos países árabes, aunque les presten atención de boquilla, siguen participando en la normalización de sus relaciones con Israel.
En quinto lugar, la actual lucha por el poder entre Fatah y Hamás, que acaba de cumplir 13 años, ha convencido aún más a los palestinos de que sus dirigentes actúan sobre la base de intereses personales, y no nacionales. Un argumento común de los palestinos es que la división entre Judea y Samaria y la Franja de Gaza “juega a favor de Israel” y “plantea una amenaza existencial al proyecto nacional palestino”.
En las circunstancias actuales, los palestinos se sienten menos motivados para salir a la calle a protestar contra las políticas israelíes o estadounidenses, ya que los líderes de Fatah y Hamás siguen librando una lucha incomprensible por el dinero y el poder.
En sexto lugar, al parecer algunos palestinos temen ser blanco de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, y cuando emprenden ataques violentos contra las FDI y los colonos en la Judea y Samaria. A pesar de la decisión de Abbas de suspender la coordinación de la seguridad con Israel, las fuerzas de seguridad de la AP siguen deteniendo e interrogando a los activistas palestinos, especialmente a los afiliados a Hamás y otros grupos extremistas de Judea y Samaria.
“El liderazgo de la Autoridad Palestina es muy débil”, señaló Ghazi Hamad, un alto funcionario de Hamás en la Franja de Gaza. “El enfoque correcto para abordar el estado de regresión, fracaso e impotencia de los palestinos es encontrar un nuevo liderazgo nacional que sea honesto y tenga una visión estratégica”. La debilidad de la dirección palestina y su incapacidad para adoptar medidas serias en respuesta a medidas peligrosas, como la expansión de los poblados y la confiscación de tierras, han alentado a Israel y al Gobierno de los Estados Unidos a infravalorar a nuestro pueblo. Esta vergonzosa debilidad ha matado el espíritu nacional de nuestro pueblo en Judea y Samaria y ha impedido cualquier movimiento serio para enfrentar a Israel.
El analista político palestino, Marwan Ezzadin, señaló que no cree que los palestinos estén preparados para otra Intifada contra Israel. “La Autoridad Palestina y Fatah están haciendo un gran esfuerzo para enviar a miles de personas a las calles para protestar por el plan de soberanía”, señaló Ezzadin. “Podemos ver grandes manifestaciones en los próximos días, pero ni la Autoridad Palestina ni Fatah quieren una confrontación total con Israel. Saben que una nueva Intifada tendría consecuencias catastróficas para los palestinos”.
El viernes por la noche, Abbas presidió otra reunión del Comité Central de Fatah en Ramallah para discutir formas de frenar la propagación del coronavirus en Judea y Samaria y frustrar el plan de soberanía de Israel.
“Nuestro pueblo no aceptará la expansión de la soberanía de un centímetro de su tierra”, mencionó el comité en una declaración después de la reunión. También pidió a los palestinos “continuar las actividades populares, a todos los niveles y en todas las áreas, para hacer frente al plan israelí”.
Un funcionario de Fatah que asistió a la reunión indicó que algunos de sus colegas expresaron su preocupación por la “apatía del público palestino” ante los repetidos llamados a celebrar manifestaciones masivas contra el plan israelí. “Hay una brecha entre el liderazgo y el pueblo”, afirmó el funcionario. “Tenemos que hacer un mayor esfuerzo para organizar actividades populares en Judea y Samaria. También necesitamos encontrar maneras de restaurar la confianza de nuestro pueblo en su liderazgo”.