Activistas palestinos han pedido boicotear el primer centro comercial israelí-palestino, que fue construido por el propietario y desarrollador de la cadena de supermercados Rami Levy en la zona industrial de Atarot, al norte de Jerusalén. El centro comercial, que se espera que abra pronto, tiene un costo de NIS 200 millones y tiene más de 50 negocios.
Los activistas acudieron a las redes sociales y otras plataformas para instar a los palestinos a boicotear el nuevo centro comercial y otros centros comerciales en Israel. También distribuyeron folletos en el este de Jerusalén que decían que boicotear los centros comerciales israelíes era un «deber religioso, nacional y moral».
El nuevo centro comercial, afirmaron los activistas, es parte de un plan israelí para judaizar Jerusalén y destruir su economía árabe.
«Al comprar bienes israelíes, estamos financiando la ocupación israelí», lee un comunicado emitido por un grupo llamado Fuerzas nacionales e islámicas en la ciudad ocupada de Jerusalén. La declaración advirtió que, al hacer negocios con israelíes, los palestinos estarían «contribuyendo al asedio de Jerusalén, solidificando el aislamiento de la ciudad y separándola de su entorno».
La declaración fue publicada por la agencia de noticias oficial de la Autoridad Palestina, Wafa, y su facción gobernante Fatah, una señal de que la Autoridad Palestina respalda y apoya la petición de boicotear el nuevo centro comercial.
https://www.facebook.com/officialfateh1965/photos/a.1592095977715743/2198014173790584/?type=3
La normalización económica con Israel, dijo la declaración, «es un acto de traición intencional». Instó a los residentes árabes de Jerusalén a confrontar los «planes israelíes para destruir la economía de Jerusalén». «Confiamos en que el ocupante no encontrará un socio en su plan para asediar la ciudad y destruir su economía».
A pesar del llamado a boicotear el nuevo centro comercial, algunas de las cadenas israelíes, entre ellas Cafe Greg y Crazy Line, han tomado las licencias de varias franquicias árabes.