Mientras inician las conversaciones para poner fin a la guerra en Gaza, el máximo líder católico en Tierra Santa pide a los cristianos de la región que actúen como un puente y ayuden a restaurar la confianza entre israelíes y palestinos.
El cardenal Pierbattista Pizzaballa afirma que los cristianos, que representan solo el 1 % de la población en el lugar de nacimiento del cristianismo, no suponen “ninguna amenaza” para ningún bando de la guerra y, por lo tanto, ocupan una posición única para ayudar a todos a trabajar hacia un futuro compartido y pacífico de posguerra. Aunque él no alberga ilusiones de que resulte fácil.
“En este momento, hay que ser muy honestos, muy sinceros: las respectivas comunidades no están listas para esto”, declaró a la Associated Press en su sala de recepción en la Ciudad Vieja de Jerusalén, un lugar sagrado compartido y muy disputado para el cristianismo, el islam y el judaísmo. “Las heridas están ahí, muy dolorosas. El sufrimiento, los malentendidos. Entonces, lo que tenemos que hacer es comenzar desde esta triste realidad y reconstruir”.
En vísperas del segundo aniversario de la masacre liderada por Hamás contra Israel, que desencadenó la devastadora guerra en Gaza y la violencia en toda la región, funcionarios israelíes y de Hamás inician conversaciones indirectas hoy en Egipto sobre un plan de paz redactado por Estados Unidos.
Pizzaballa, el patriarca latino de Jerusalén, afirma que la esperanza cautelosa se extiende entre los fieles en la única iglesia católica de Gaza. Un proyectil israelí la alcanzó en julio, pero él ha continuado su ministerio con su comunidad y con quienes buscan refugio en ella.
“La gente sigue muriendo todos los días. Pero al menos en el aire sientes algo diferente, esperas que tal vez esto termine”, dice.
En cuanto a las comunidades judías y musulmanas, el devastador número de víctimas de la guerra ha fracturado la sociedad en todos los niveles, afirma Pizzaballa.
“Esta guerra hizo explotar todos los diferentes temas: políticos, religiosos, económicos, culturales”, dijo. “Ahora tenemos que repensar todo”.