Muchos cristianos interpretan Colosenses 2:9 como una prueba de la divinidad de Jesús, basándose en la frase: “en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Sin embargo, esta visión surge de una interpretación doctrinal posterior y no considera el contexto histórico, cultural y lingüístico de la comunidad a la que iba dirigida la carta.
¿Quiénes eran los destinatarios de la carta?
Los colosenses no eran cristianos ni gentiles, sino judíos de la diáspora, asentados en Frigia, una región que hoy forma parte de Turquía. Esta comunidad era una de las más antiguas fuera de Israel, con raíces que se remontan al año 400 a.e.c. El Talmud menciona a los judíos de Frigia, criticando su asimilación cultural con los griegos y romanos. En Shabat 147b, el rabino Helbo advierte que el estilo de vida en Frigia contribuyó a la pérdida de identidad de las tribus de Israel.
Uno de los aspectos más problemáticos de esta asimilación fue el abandono de la circuncisión, un mandato central en el judaísmo. Génesis 17:10-14 establece que todo varón judío debe ser circuncidado al octavo día como señal del pacto con Dios. El Talmud, en Nedarim 31b, refuerza la importancia de este rito, indicando que solo al circuncidarse, Abraham fue considerado “completo”.
Los judíos de Colosas, después de generaciones de vivir en Frigia, dejaron de practicar la circuncisión. Aunque seguían considerándose parte de Israel, las autoridades judías de Jerusalén los veían como incompletos y les exigían circuncidarse en la edad adulta para ser plenamente aceptados.
¿Qué significa realmente Colosenses 2:9?
Cuando Pablo escribe: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la theotetos”, no está diciendo que Jesús es Dios. La palabra griega theotetos aparece solo una vez en el Nuevo Testamento y equivale al hebreo elohut, que no significa “Dios” (Elohim), sino una cualidad espiritual que se obtiene al vivir en armonía con la voluntad divina. En la tradición judía, alguien que refleja justicia, santidad y otros atributos de Dios puede poseer elohut.
Pablo señala que Jesús encarna completamente esta cualidad en su vida y acciones, pero el mensaje no termina ahí. En el versículo 10, dice a los colosenses: “Y ustedes están completos en él”, y en el 11 añade: “En él también fueron circuncidados con una circuncisión no hecha por manos”.
Este argumento responde directamente a la situación de los judíos de Colosas. Pablo les dice que no necesitan circuncidarse físicamente en la adultez para ser considerados completos dentro del pueblo de Dios. Al seguir a Jesús, ya alcanzan esa completitud espiritual, sin necesidad de un rito físico.
Es importante notar que esto no se opone a la circuncisión infantil, que sigue siendo un mandato de la Torá. Lo que Pablo rechaza es la exigencia de circuncisión en adultos como un requisito añadido por las autoridades religiosas.
La verdadera intención de la carta
El mensaje de Pablo no trata sobre la naturaleza divina de Jesús ni apoya la idea de la Trinidad. Su propósito es resolver un conflicto dentro del judaísmo de la diáspora: la integración de judíos asimilados que no cumplían con ciertas tradiciones.
La interpretación cristiana que ve en Colosenses 2:9 una afirmación de la divinidad de Jesús ignora el contexto cultural e histórico. Los colosenses eran judíos, no cristianos ni gentiles, y theotetos no significa “Dios” sino una cualidad espiritual. La carta aborda una controversia sobre la circuncisión, no una doctrina sobre la identidad de Jesús.
Las lecturas que presentan este versículo como una prueba de la divinidad de Jesús son el resultado de interpretaciones tardías, ajenas al mensaje original de Pablo y al contexto en el que fue escrito.