El versículo de Mateo 28:19, donde se menciona «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», no pertenece al texto original del evangelio atribuido a Mateo. La filología y el análisis contextual confirman que esta sección fue añadida posteriormente y refleja una evolución doctrinal propia del cristianismo postapostólico.
La expresión «espíritu santo» en este pasaje difiere radicalmente del uso que tenía en el judaísmo del siglo I, donde solo se refería a la acción divina sin implicaciones ontológicas o personales. La estructura trinitaria de Mateo 28:19 responde a un contexto teológico posterior, ajeno a la cosmovisión judía en la que originalmente se escribió este evangelio. Esta evidencia señala que el pasaje fue incorporado con la intención de justificar una doctrina desarrollada mucho después de la época apostólica.
El desplazamiento semántico del término «espíritu santo»
El uso de «espíritu santo» en Mateo 28:19 es un ejemplo de desplazamiento semántico, un fenómeno lingüístico en el que el significado de una expresión se transforma al insertarse en un contexto cultural distinto. En el judaísmo del período intertestamentario, «ruaj hakodesh» no identificaba a una entidad independiente, sino que describía la intervención de Dios en la historia y la profecía.
El análisis detallado de este cambio conceptual muestra cómo el término evolucionó desde su significado original en el pensamiento judío hasta su reinterpretación en el cristianismo emergente de los siglos II y III. Esta transformación confirma que Mateo 28:19 no es una expresión auténtica del evangelio primitivo, sino el reflejo de una interpolación posterior.
El uso de «espíritu santo» en Mateo 1:20
En Mateo 1:20, el término conserva su sentido tradicional judío, atribuyendo ciertos eventos a la intervención de Dios sin sugerir la existencia de una entidad personal independiente. La concepción de Jesús es presentada como un acto soberano de Dios, enmarcado en la teología judía del siglo I, donde la acción divina se entiende como la manifestación de su voluntad en la historia.
El texto no insinúa que Dios haya intervenido directamente en el embarazo de María en términos físicos, sino que la narrativa se desarrolla dentro de las categorías tradicionales del pensamiento judío. La soberanía divina se muestra como la fuerza rectora detrás de los eventos descritos en el evangelio, reafirmando que la expresión «espíritu santo» en este pasaje no implica la presencia de una entidad autónoma, sino la ejecución del propósito divino.
La transformación del concepto «espíritu santo» en el cristianismo primitivo
Con la expansión del cristianismo fuera de su entorno judío original, el significado de «espíritu santo» sufrió una transformación sustancial. Mientras que en el judaísmo del siglo I su uso se limitaba a la intervención divina sin atribuirle una identidad propia, en los círculos helenísticos y romanos adquirió la connotación de una entidad autónoma dentro de la doctrina trinitaria. Este cambio fue el resultado de un proceso de reinterpretación influido por corrientes filosóficas y teológicas ajenas al judaísmo primitivo.
Mateo 28:19 es un claro ejemplo de este desplazamiento semántico. En este pasaje, Jesús ordena a sus discípulos bautizar «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Sin embargo, esta formulación no concuerda con el contexto judío del primer siglo, donde no existía una concepción trinitaria de la divinidad. En contraste, el uso de «espíritu santo» en Mateo 1:20 se ajusta plenamente a la tradición judía, lo que subraya la diferencia conceptual entre ambos pasajes.
Evidencia de una adición tardía en Mateo 28:19
El análisis filológico y textual respalda la idea de que Mateo 28:19 no pertenece al texto original del evangelio. Los manuscritos más antiguos que contienen esta fórmula, como el Códice Vaticano y el Códice Sinaítico, datan de los siglos IV y V, periodos en los que la doctrina trinitaria ya estaba consolidada en el cristianismo. Esta circunstancia sugiere que la inclusión de la fórmula trinitaria refleja un desarrollo teológico posterior, ajeno a la tradición judía del siglo I.
Además, la estructura del versículo contrasta con el resto del evangelio de Mateo. Mientras que en Mateo 1:20 el «espíritu santo» se menciona de acuerdo con la concepción funcional propia del judaísmo, en Mateo 28:19 aparece como una tercera persona divina, en una formulación más alineada con la teología cristiana tardía. Esta discrepancia refuerza la hipótesis de que la versión trinitaria del versículo es una interpolación introducida para legitimar doctrinas emergentes del cristianismo postapostólico.
El testimonio de Eusebio de Cesarea
Uno de los indicios más sólidos contra la autenticidad de la fórmula trinitaria en Mateo 28:19 proviene de Eusebio de Cesarea, uno de los historiadores cristianos más influyentes de la Antigüedad. En su obra Historia Eclesiástica, escrita entre los siglos III y IV, Eusebio cita este pasaje en una versión distinta: «haced discípulos de todas las naciones en mi nombre» (Historia Eclesiástica, III, 5, 2). La ausencia de la fórmula trinitaria en sus citas sugiere que el texto original no la incluía.
Eusebio tuvo acceso a bibliotecas de gran prestigio, como las de Cesarea y Alejandría, que albergaban copias tempranas de los textos evangélicos. Su testimonio cobra especial relevancia porque, a pesar de su creencia en la divinidad de Jesús, nunca empleó la fórmula trinitaria cuando citó Mateo 28:19. Si esta hubiera estado presente en los manuscritos a los que tuvo acceso, no habría tenido razón para omitirla, ya que reforzaba su visión teológica.
Implicaciones filológicas y teológicas
El análisis del testimonio de Eusebio y la evolución textual de Mateo 28:19 demuestra que la fórmula trinitaria es una adición posterior, introducida cuando la doctrina de la Trinidad ya había adquirido prominencia dentro del cristianismo. Su omisión en los escritos de Eusebio refuerza la idea de que el mandato original de Jesús no contenía esta estructura teológica, sino una formulación más simple centrada en su propio nombre.
La transformación del concepto «espíritu santo» desde su significado funcional en el judaísmo hasta su reinterpretación como una entidad divina en el cristianismo posterior evidencia cómo los textos sagrados fueron ajustados para adaptarse a las necesidades doctrinales de una comunidad en proceso de institucionalización. Este fenómeno resalta la importancia de un análisis crítico y contextual para comprender la evolución de las enseñanzas cristianas a lo largo de la historia.
El significado original de «rúaj haqódesh» en la tradición judía
La expresión hebrea «rúaj haqódesh» («espíritu santo») no aparece en la Biblia hebrea como un término fijo ni como un concepto doctrinalmente sistematizado. Su desarrollo ocurre en el período intertestamentario y en la literatura rabínica, donde adquiere un significado funcional y metafórico. En este contexto, se emplea para describir la intervención divina en los asuntos humanos sin que ello implique la existencia de una entidad autónoma o personal.
Los textos rabínicos y midráshicos conservan múltiples ejemplos de su uso legítimo dentro de la tradición judía, dejando claro que se entendía como una manifestación de la voluntad divina en la historia, no como una persona divina separada.
Referencias rabínicas sobre «rúaj haqódesh»
Inspiración divina en Meguilá 14b
Un pasaje del Talmud relaciona «rúaj haqódesh» con la inspiración divina. En el relato de Ester, se dice que «se vistió con rúaj haqódesh» en lugar de simplemente «vestirse con atuendo real», vinculando este episodio con un pasaje de Crónicas donde un personaje es «revestido por el espíritu»:
וַיְהִי בַּיּוֹם הַשְּׁלִישִׁי וַתִּלְבַּשׁ אֶסְתֵּר מַלְכוּת
Vaiehi baiom hashlishi vatilbash Ester maljut
«Y sucedió en el tercer día, y Ester se vistió de realeza».
Este uso resalta el carácter metafórico del término, indicando que Ester actuó bajo la guía divina, no que una entidad separada se manifestó en ella.
Proceso de elevación espiritual en Mishná Sotá 9
Otro texto rabínico describe un proceso ascendente de virtudes espirituales que culmina en la adquisición de «rúaj haqódesh»:
זריזות מביאה לידי נקיות, ונקיות מביאה לידי טהרה… ורוח הקודש מביאה לידי תחיית המתים
Zerizut mevi’ah lidei nekiut, unekiut mevi’ah lidei taharah… verúaj haqódesh mevi’ah lidei tejiat hametim
«La diligencia lleva a la pureza, la pureza lleva a la santidad… y rúaj haqódesh conduce a la resurrección de los muertos».
Aquí, «rúaj haqódesh» no es una entidad separada, sino un estado elevado de conexión con la divinidad alcanzado por individuos piadosos.
Retiro de la inspiración profética en Yomá 9b
Este pasaje menciona que, tras la muerte de los últimos profetas, la presencia de «rúaj haqódesh» se retiró de Israel:
מִשֶּׁמֵּתוּ נְבִיאִים הָאַחֲרוֹנִים חַגַּי זְכַרְיָה וּמַלְאָכִי נִסְתַּלְּקָה רוּחַ הַקֹּדֶשׁ מִיִּשְׂרָאֵל, וַעֲדַיִן הָיוּ מִשְׁתַּמְּשִׁין בְּבַת קוֹל
Mishemetu nevi’im ha’ajarónim Jaggai, Zejariah uMalají, nistalke rúaj haqódesh mi’Israel, va’adain haiu mishtamshim be’vat kol
«Desde que murieron los últimos profetas, Hageo, Zacarías y Malaquías, rúaj haqódesh se retiró de Israel, pero aún se valían de una voz celestial (‘bat kol’)».
El texto refuerza la idea de que «rúaj haqódesh» era concebido como una forma de comunicación divina que dejó de manifestarse con el fin del período profético.
Manifestación de la voluntad divina en Midrash Shmot Rabá 1 y Bereshit Rabá 84
En estos relatos, la expresión se usa para describir la percepción especial de la voluntad de Dios:
נִצְנְצָה בּוֹ רוּחַ הַקֹּדֶשׁ
Nitznetzah bo rúaj haqódesh
«Brilló en él rúaj haqódesh».
Este lenguaje indica que ciertas personas recibieron una comprensión especial de los designios divinos en momentos clave.
Incompatibilidad con la formulación trinitaria de Mateo 28:19
El uso de «rúaj haqódesh» en los textos rabínicos difiere completamente de la idea de «espíritu santo» presentada en Mateo 28:19. En la tradición judía, esta expresión siempre se entendió como una forma de describir la acción de Dios en la historia, no como una persona divina separada.
La fórmula trinitaria de Mateo 28:19, donde se menciona al «espíritu santo» junto al Padre y al Hijo, no encuentra precedentes en ningún documento del judaísmo del primer siglo. Esta disonancia histórica y lingüística indica que el uso cristiano de «espíritu santo» en este versículo refleja una reinterpretación teológica ajena a la tradición judía.
Evidencia de una interpolación tardía
El contraste entre el significado judío de «rúaj haqódesh» y su uso en Mateo 28:19 sugiere que la fórmula trinitaria no pertenece al texto original del evangelio. La ausencia de paralelos en la literatura judía y la estructura del pasaje indican que fue añadida en un contexto posterior, cuando el cristianismo ya se había alejado de sus raíces judías y estaba adoptando formulaciones teológicas influenciadas por la filosofía grecorromana.
Esta interpolación buscó establecer la doctrina de la Trinidad dentro de la enseñanza cristiana, pero no se ajusta a la comprensión original del término dentro del pensamiento judío del siglo I. Por ello, Mateo 28:19 debe analizarse críticamente como un reflejo del cristianismo en su proceso de desarrollo doctrinal y no como una expresión genuina de la enseñanza de Jesús en su contexto histórico.