Miles de fieles cristianos se reunieron en el Monte de los Olivos de Jerusalén para participar en las celebraciones del Domingo de Ramos, inaugurando la Semana Santa en medio de la guerra que continúa en la región. Los participantes, portando ramas y frondas, emularon el histórico recibimiento de Jesús a su entrada en Jerusalén, acontecimiento narrado en las Sagradas Escrituras.
La venerada Iglesia del Santo Sepulcro, reconocida como el lugar de la crucifixión de Jesús, también acogió un servicio religioso en este día tan significativo. A pesar de la guerra que asola Gaza, la procesión mantuvo su magnitud habitual, poniendo de manifiesto la resistencia de la fe frente a la adversidad.
“Aunque hay guerra, en mi impresión no siento ningún tipo de tensión”, expresó David Manini, un peregrino de Italia, reflejando una atmósfera de paz espiritual intocada por las turbulencias circundantes. Con un sentimiento similar, Jennifer Weedon, visitante de Estados Unidos, compartió: “Estoy aquí porque amo a Jesucristo”.
Este acontecimiento marca el inicio de la semana más trascendental del calendario cristiano, que conmemora los momentos más destacados de la pasión de Cristo, desde su crucifixión el Viernes Santo hasta la celebración de su resurrección en Pascua.