El Supremo Pontífice, Obispo de Roma y líder de la Iglesia Católica mundial, el Papa Francisco, ha llamado a los creyentes a guardar el Shabat como “los judíos lo siguieron y aún lo observan”.
“Vivimos con el acelerador bajando de la mañana a la noche”, dijo Francisco en una entrevista que ha estado circulando por la web durante los últimos días. “Esto arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física. Más aún: afecta y destruye a la familia, y por lo tanto a la sociedad. ‘En el séptimo día, descansó.’ Lo que los judíos siguieron y aún observan, fue considerar el sábado como sagrado. El sábado descansa. Un día de la semana, ¡es lo mínimo! Por gratitud, para adorar a Dios, para pasar tiempo con la familia, para jugar, para hacer todas estas cosas. ¡No somos máquinas!”.
Los católicos romanos creen que el Papa en funciones es el “Vicario de Cristo”, o el “representante terrenal de Cristo”, disfrutando de la infalibilidad papal.
La infalibilidad papal es un dogma de la Iglesia Católica que afirma que, en virtud de la promesa de Jesús a Pedro, el Papa es preservado de la posibilidad de error “cuando, en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o la moral que debe ser sostenida por toda la Iglesia”.
Sin embargo, muchos católicos acusan al Papa Francisco de apartarse de la doctrina de la Iglesia, incluso acusándolo de marxismo. “Como Bernie Sanders, el Papa es un socialista”, escribió William Kilpatrick en la revista Crisis. “Ha tenido muchas palabras poco amables sobre el capitalismo (‘el estiércol del diablo’), pero ninguna crítica correspondiente al socialismo. Al igual que Sanders, sus ideas sobre la economía fueron moldeadas por pensadores y activistas marxistas. Y así como Sanders y otros socialistas demócratas están moviendo al Partido Demócrata hacia la izquierda, también el Papa Francisco está tratando de mover a la Iglesia en la misma dirección”.
La infalibilidad es, de acuerdo con la Nueva Enciclopedia Católica, “más que una simple ausencia de error de facto. Es una perfección positiva, que descarta la posibilidad de error”.