Miles de fieles ortodoxos participaron en la ceremonia del Fuego Santo en el Santo Sepulcro, antesala de la Pascua en Jerusalén.
Miles acudieron al Santo Sepulcro en la víspera de la Pascua ortodoxa
El sábado 19 de abril de 2025, peregrinos ortodoxos de todo el mundo se reunieron en la Iglesia del Santo Sepulcro, ubicada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, para asistir al ritual del Fuego Santo, uno de los eventos más emblemáticos del calendario cristiano ortodoxo. Este rito milenario conmemora la víspera de la Pascua y reúne a fieles de las iglesias griega, armenia, copta y otras confesiones orientales.
Desde distintas regiones del planeta, miles de fieles llegaron al lugar que la tradición cristiana identifica como el sitio de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús. La atmósfera espiritual del evento atrajo a creyentes que consideran esta ceremonia como un momento central de su fe, por la aparición de una llama considerada milagrosa.
El patriarca ortodoxo griego de Jerusalén, Theophilos III, dirigió la ceremonia que comenzó al mediodía con una solemne procesión alrededor del Edículo, acompañado por clérigos armenios y coptos. Durante el rito, se revisó el sepulcro para asegurar la ausencia de fuentes de fuego artificiales y se selló según la tradición.
Tras rezar en privado en el interior del Edículo, el patriarca salió con dos velas encendidas, cuya llama se distribuyó rápidamente entre los asistentes. El templo, hasta entonces en penumbra, se iluminó con miles de luces individuales, mientras los cantos religiosos y los gritos de júbilo inundaron la iglesia.
Detalles clave del Fuego Santo y acceso a la ceremonia en 2025
- Fecha: sábado 19 de abril de 2025, en vísperas de la Pascua ortodoxa.
- Lugar: Iglesia del Santo Sepulcro, Jerusalén.
- Líder del rito: Patriarca ortodoxo griego Theophilos III.
- Acceso limitado: Solo 4,200 personas pudieron ingresar al recinto o permanecer en sus alrededores.
- Participación global: Fieles de Grecia, Rusia, Ucrania, Egipto y otros países asistieron o recibieron la llama.
Medidas de seguridad limitaron el acceso al templo en esta edición

Las autoridades israelíes redujeron el número de asistentes en la Iglesia del Santo Sepulcro a 4,200 personas, tanto dentro como fuera del edificio. Esta decisión respondió a preocupaciones relacionadas con el riesgo de incendios y el control de aglomeraciones.
Años anteriores registraron una presencia que superó las 10,000 personas, lo que provocó episodios problemáticos. Entre ellos destaca una estampida en 1834 que causó decenas de víctimas fatales. Las restricciones actuales buscan evitar incidentes similares.
Sin embargo, líderes cristianos expresaron su desacuerdo con las limitaciones, acusando a las autoridades de interferir con el libre ejercicio del culto. Para muchos fieles, estas medidas impiden su plena participación en una de las ceremonias más significativas del año litúrgico ortodoxo.
El templo, construido por orden del emperador Constantino en el siglo IV y reconstruido en el siglo XI tras su destrucción, no tiene la capacidad para albergar la creciente cantidad de peregrinos, lo que obliga a implementar controles estrictos durante eventos multitudinarios como el Fuego Santo.
El Fuego Santo viajó a varias naciones con ceremonias oficiales
Una vez encendida la llama, esta se transportó a distintas comunidades ortodoxas mediante faroles especiales. En 2025, el viceministro griego de Asuntos Exteriores, Kostas Vlasis, junto al metropolitano Nikolaos de Mesogaia, trasladaron la luz santa a Atenas en un vuelo oficial.
Otros países, como Bulgaria, no enviaron delegaciones propias por motivos de seguridad. En su lugar, iglesias ortodoxas vecinas, como la rumana, facilitaron el traslado. La distribución internacional subraya la relevancia simbólica de esta llama en el mundo ortodoxo.
La ceremonia de recepción del Fuego Santo se celebró con honores, tanto religiosos como protocolares, en los países que recibieron la luz. Este traslado, que involucra a diplomáticos y altos jerarcas eclesiásticos, refuerza la unidad de la comunidad ortodoxa más allá de las fronteras.

Más de 200 millones de ortodoxos consideran el Fuego Santo como un símbolo vivo de la resurrección de Cristo. Su llegada a diversas iglesias en todo el mundo marca el inicio de las celebraciones pascuales en muchas comunidades ortodoxas.
Críticas y tensiones históricas rodean la ceremonia del Fuego Santo
El ritual del Fuego Santo continúa generando controversia. Aunque los ortodoxos lo ven como un milagro, otras confesiones cristianas, como la Iglesia Católica Romana y las comunidades protestantes, no reconocen su carácter sobrenatural.
En 2018, el periodista griego Dimitris Alikakos publicó un libro que cuestiona el origen de la llama. Titulado “Redención: Sobre la Luz Santa”, el texto incluye declaraciones de clérigos que sugieren un encendido humano, lo que provocó demandas por difamación del Patriarcado de Jerusalén.
Las acusaciones de fraude no son nuevas. Críticos desde la Edad Media ya calificaban el ritual como una manipulación religiosa. No obstante, los fieles ortodoxos continúan celebrando la ceremonia como una expresión genuina de su fe.
Estas diferencias doctrinales no han impedido que el evento se mantenga vigente. A pesar de los cuestionamientos, para muchos creyentes, el Fuego Santo representa un acto de comunión espiritual y renovación pascual.
Contexto político y religioso complica el acceso de cristianos locales

La Ciudad Vieja de Jerusalén, donde se encuentra el Santo Sepulcro, sigue siendo un foco de tensión. Israel tomó control de esta área en 1967 y la anexó en 1980, decisión que no cuenta con reconocimiento internacional. Los palestinos la reclaman como futura capital.
En 2025, líderes cristianos palestinos denunciaron restricciones impuestas por las autoridades israelíes, que dificultan el acceso de fieles del West Bank, como Ramallah o Belén, a las ceremonias religiosas. Estas comunidades históricamente han participado en masa en la celebración del Fuego Santo.
Incidentes recientes han intensificado las quejas. Se han registrado agresiones físicas y verbales contra clérigos cristianos por parte de extremistas judíos, lo que agrava las tensiones religiosas. Pese a ello, Israel asegura que garantiza la libertad de culto en Jerusalén.
La coexistencia entre diferentes grupos religiosos dentro del Santo Sepulcro se rige por el “Status Quo”, acuerdo otomano del siglo XVIII. Sin embargo, los desacuerdos entre comunidades, como griegos, armenios y etíopes, han generado enfrentamientos incluso dentro del mismo templo.