Investigadores judiciales libios hallaron los cadáveres de los 21 ciudadanos coptos egipcios decapitados en 2015 por la rama libia de la organización jihadista Estado Islámico durante la conquista de Sirte.
Según la Fiscalía General, los cuerpos fueron encontrados en una zona de costa en el extrarradio de la ciudad con las manos esposadas a la espalda y vestidos con el mono naranja con el que aparecían en el vídeo difundido entonces por el grupo.
Junto a los cadáveres enterrados fueron halladas las cabezas, señaló la fuente antes de agregar que se han tomado muestras de ADN de todos ellos para proceder a su identificación.
El hallazgo se produce apenas una semana después de que el fiscal general de Trípoli, Sadiq al Sour, anunciara que las tropas afines al Gobierno sostenido por la ONU en la capital habían arrestado en las zonas desérticas del sur de Sirte al jihadista que filmó las escabrosas imágenes de las ejecuciones.
Una grabación macabra que el Estado Islámico utilizó para demostrar que se había hecho con el control de la ciudad en la que nació y murió el ahora derrocado dictador Muamar al Gadafi.
“Ha dado detalles de cómo se produjo y del lugar en el que fueron enterrados los cuerpos. Nos hemos puesto en comunicación con las autoridades militares en la zona para tratar de hallarlos y esperamos encontrarlos”, afirmó.
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la tiranía de Gadafi.
Desde 2014, el país está quebrado en dos, con un gobierno en Trípoli sostenido por la ONU y otro en el oeste bajo la tutela del mariscal Jalifa Hafter, un ex compañero de Gadafi que años después fue reclutado por la CIA y se convirtió en su principal opositor en el exilio.
De la anarquía sacan provecho los grupos jihadistas, que han penetrado en el país, y las mafias dedicadas al contrabando de armas, combustible y alimentos, además del tráfico de personas.