La feria de arte más importante de Israel, Fresh Paint, finalizó en Tel Aviv tras seis días de exhibiciones que atrajeron a 40.000 visitantes, quienes exploraron obras de artistas emergentes y consagrados en un evento que destacó por su diversidad y dinamismo.
Ubicado en los hangares del Centro Técnico Kremnitzky, un espacio que anteriormente albergaba operaciones de la Corporación Eléctrica de Israel, el evento transformó esta zona entre el barrio Bitzaron y las torres de oficinas de la calle Yigal Alon en un epicentro cultural. Los vastos hangares ofrecieron un escenario ideal para las múltiples secciones de la feria, que combinaron arte, diseño y creatividad.
En la sección Greenhouse, cerca de 40 artistas israelíes noveles presentaron sus trabajos en exposiciones individuales y colectivas. Doron Adorian, una de las artistas destacadas, mostró sus óleos que retratan cardos y flores de los campos cercanos a su kibutz, algunos devastados por incendios causados por misiles desde el Líbano. Tras los ataques de Hezbolá, Adorian dejó su hogar en el norte y creó estas piezas en un estudio prestado en Tel Aviv. Para el domingo, varias de sus obras ya se habían vendido, lo que refleja el interés del público.
La sección principal, Art Project, exhibió piezas curadas de artistas reconocidos, mientras que Fresh Design destacó el trabajo de diseñadores industriales. Esta área incluyó desde textiles y cerámicas hasta luminarias y muebles compactos, con piezas que fusionaron funcionalidad y estética. Los visitantes interactuaron directamente con artistas, curadores y guías, quienes explicaron los conceptos detrás de cada obra en un ambiente de galería accesible y dinámico.
Shaul Cohen, diseñador industrial, presentó sus casas miniatura impresas en 3D y productos innovadores, como cintas amarillas de rehenes que creó desde el inicio de la guerra. Su última colección, inspirada en manualidades infantiles con cuentas fusibles, mostró imágenes de flamencos y sirenas, captando la atención por su estilo lúdico y creativo.
Talia Luvaton, proveniente de una familia de artistas, exhibió jarrones envueltos en cuero y otros grabados con diseños de tatuadores, fruto de colaboraciones exclusivas para la feria. Cerca de su stand, Guy Megides, del KipKop Art Studio, mostró impresiones digitales convertidas en manteles, bolsos y cestas, mientras que el ceramista Avi Ben Shoshan presentó piezas como una copa de kidush inspirada en las torres de agua israelíes y placas con el alfabeto hebreo.
Las ventas marcaron un hito en Fresh Paint, con numerosas obras vendidas para el quinto día. Además, la feria permitió a los visitantes conocer el trabajo de los artistas, obtener sus contactos y planear futuras colaboraciones. En el espacio al aire libre detrás de los hangares, los asistentes disfrutaron de quioscos de comida de restaurantes locales y un bar central, que ofrecieron un ambiente relajado para socializar y descansar.
Fresh Paint consolidó su posición como un espacio clave para descubrir talento, promover el arte israelí y fomentar conexiones entre creadores y coleccionistas, dejando una huella imborrable en la escena cultural de Tel Aviv.