El Rey Carlos III tiene una conexión sorprendente con una refugiada judía del Kindertransport, siendo ella la primera persona en sostenerlo en sus brazos tras su nacimiento.
Ingelore Czarlinski y el Kindertransport
Ingelore Czarlinski, quien más tarde adoptaría el nombre de Susan Charles, escapó de la Alemania nazi junto a su hermana Marion en un Kindertransport en 1939. Este programa salvó a más de 10.000 niños y adolescentes judíos, llevándolos a refugiarse en el Reino Unido.
Susan se formó como enfermera y comenzó a trabajar con el obstetra Sir William Gilliatt, quien fue seleccionado para asistir en el nacimiento del primer hijo de la princesa Isabel.
El nacimiento del príncipe Carlos
El 14 de noviembre de 1948, Susan fue convocada al Palacio de Buckingham para ayudar en el parto del príncipe Carlos. Según relatos de su hermana Marion, Susan sostuvo al recién nacido hasta que llegó su abuela, la Reina Madre.
La elección de Susan para este trabajo se debió a su reconocida discreción. De hecho, sus hijas no supieron de su papel en el nacimiento real hasta que fue invitada a la boda de la princesa Ana en 1973.
Recuerdos de un día especial
El día del nacimiento del príncipe Carlos también fue especial para el esposo de Susan, Manny, quien la esperó en las puertas del palacio y luego compartió el té con la reina y el médico.
Susan falleció en 1994, pero su hermana Marion tuvo la oportunidad de contarle al príncipe Carlos la historia de su conexión en 2005, durante una recepción para los supervivientes del Kindertransport.
La coronación del Rey Carlos III
El Rey Carlos III será coronado en una ceremonia en Londres en la que se utilizará aceite consagrado en Jerusalén. La celebración ha sido organizada de tal manera que el Gran Rabino británico Ephraim Mirvis pueda asistir sin violar el Shabat.
Resumen
El Rey Carlos III tiene una conexión sorprendente con una refugiada judía del Kindertransport llamada Susan Charles (antes Ingelore Czarlinski), quien fue la primera persona en sostenerlo en sus brazos tras su nacimiento. Esta historia resalta la interconexión entre la realeza británica y la comunidad judía.