Perú pondrá fin en el Mundial de Rusia 2018 a una travesía de 36 años sin jugar el torneo, una larga espera que nunca hizo perder la fe a David Chauca, conocido popularmente como ‘El Israelita’, considerado el hincha más fiel su la selección por seguir al equipo en casi todos los entrenamientos.
‘El Israelita’ es desde hace ocho años un personaje habitual en las prácticas del combinado peruano, siempre apostado en el tejado de una casa aledaña a los campos de entrenamiento, desde donde se juega su integridad por alentar al equipo incluso en los momentos más difíciles.
Su presencia es inconfundible por su aspecto casi bíblico, con el pelo y la barba larga que marca su credo, y siempre ataviado con una túnica larga de color rojo y blanco, a juego con una bandera de grandes dimensiones que no cesa de ondear fervorosamente.
Lo hace con la connivencia del director técnico, el argentino Ricardo Gareca, quien le permite presenciar la sesión incluso si es a puerta cerrada.
“El chófer del autobús de la selección me ha dicho que Gareca pregunta por mí cuando no me ve”, contó con orgullo.
Solo hay una razón por la que ‘El Israelita’ puede perderse un entrenamiento de Perú, y es que este sea en sábado, día de reposo según las normas de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, la iglesia a la que pertenece y que fue fundada en Perú en 1955.
Al comienzo, Gareca le mandó un policía para impedir que viese las sesiones reservadas, pero cedió después de que ‘El Israelita’ le prometiese que no le acompañarían cámaras y le explicase que su único objetivo era poner su fe al servicio de la selección.
“La Biblia dice que si tú cumples todos los mandamientos, Dios te concederá lo que pides. Sabiendo esto, yo me aferré aún más a cumplirlos y pedir que la selección entre al Mundial. Se logró tanto por el esfuerzo de los jugadores como por la parte espiritual”, afirmó ‘El Israelita’.
Clasificar para el Mundial estuvo todos los días en las alabanzas que ‘El Israelita’ hace al levantarse a las 4:00 de la madrugada, ante dos tablas con los diez mandamientos de su religión.
Luego le espera un viaje de alrededor de dos horas desde su humilde casa en los cerros de la periferia sur de Lima, en el distrito de Villa María del Triunfo, hasta el pudiente distrito financiero de San Isidro, donde está el hotel de la selección.
Ahí aguarda hasta que los jugadores se suben al autobús y luego los sigue en un taxi hasta el lugar de entrenamiento. Si es en la Villa Deportiva Nacional (Videna), debe pagar entre 5 y 10 soles para encaramarse al tejado de la casa vecina.
“Todos me conocen. La gente me pide fotos. Un taxista me llevó gratis una vez, pero otros sí se aprovechan y me cobran más caro”, lamentó.
Sin embargo, su devoción por la selección le trae a ‘El Israelita’, de 42 años y padre de dos niñas, problemas con su mujer, pues, según el religioso, ella le dice celosamente que la selección es su amante.
“(La selección) es mi pasión, mi amor y, como dice mi pareja, mi amante”, afirmó ‘El Israelita’, quien trabaja como obrero cuando no hay entrenamiento de la Blanquirroja.
Además, hace ayunos de veinticuatro horas y vigilias frente al hotel, e incluso ha sacrificado a dos carneros para que el combinado peruano se gane el favor de su Dios.
“Esa misma batalla espiritual la haremos en Rusia para pedir al Dios de Israel que nos conceda ser campeón mundial, ya que nunca lo hemos sido. Vamos a ir con esa fe. Que nos ayude. Que el arco no se cierre, que sean partidos justos y no haya manos negras”, apuntó.
Al Mundial de Rusia irá gracias a los pasajes que le regaló el alcalde del distrito limeño de San Juan de Miraflores, Javier Altamirano, junto a una entrada para el partido de debut de Perú en la Copa del Mundo frente a Dinamarca.
“Será una bendición estar allí”, concluyó ‘El Israelita’, que todavía recolecta dinero para sus gastos.