Aston Villa y la policía de West Midlands afrontaron nuevas críticas luego de que una organización comunal judía afirmara que ambos ignoraron una propuesta para asignar 500 boletos a seguidores judíos británicos para el partido de la Europa League contra Maccabi Tel Aviv, según informó The Times el viernes.
El encuentro, previsto en Birmingham el jueves, se disputará sin aficionados visitantes después de que el Grupo Asesor de Seguridad (SAG) de la ciudad citara preocupaciones de seguridad. De acuerdo con The Times, la policía de West Midlands señaló que su evaluación de riesgos y su orientación al SAG no habían cambiado, por lo que la sección visitante permanecería cerrada.
Pese a llamados generalizados para revocar la medida, Maccabi Tel Aviv indicó que no aceptaría ningún boleto para la afición visitante incluso si la decisión se anulara, al considerar primordial la seguridad y el bienestar de sus seguidores. No obstante, Phil Rosenberg, presidente de la Junta de Diputados, explicó a The Times que la organización comunal había propuesto permitir la asistencia de seguidores judíos británicos con un plan de traslado seguro hacia y desde el estadio.
“Habíamos tratado de dar a Aston Villa y a la policía de West Midlands la oportunidad de refutar la noción dañina de las zonas ‘prohibidas’ explorando la posibilidad de asignar boletos a nuestra comunidad de manera segura”, dijo. “Al final, colectivamente perdieron el pase en su propia red. Mientras que la policía parecía dispuesta a hacer que esto sucediera, Aston Villa agotó el tiempo, tal vez con la esperanza de que esto desapareciera”.
El club no comentó de forma directa sobre el reclamo, aunque subrayó que la venta de boletos para la afición visitante es responsabilidad de los clubes que juegan fuera de casa y que las preocupaciones de seguridad eran un factor clave. Fuentes anónimas citadas por The Times añadieron que Aston Villa nunca buscó excluir deliberadamente a los fanáticos judíos. Asimismo, destacaron el riesgo de distribuir boletos a aficionados sin historial previo de reservas.
La prohibición impuesta a los seguidores de Maccabi Tel Aviv generó condenas políticas tanto en el Reino Unido como en Israel. El primer ministro británico, Keir Starmer, calificó la decisión de “incorrecta” e insistió en que el papel de la policía era permitir que todos los fanáticos disfrutaran del fútbol sin miedo.
A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, describió la medida como “vergonzosa”. En paralelo, varios políticos británicos independientes y verdes de izquierda respaldaron la prohibición y pidieron la exclusión más amplia de los equipos israelíes de las competiciones internacionales debido a las acciones del gobierno durante la guerra en Gaza, provocada por el ataque de Hamás del 7 de octubre. Birmingham, por su parte, fue escenario de manifestaciones pro-palestinas y anti-Israel durante toda la guerra.
La decisión también siguió a una serie de incidentes de alto perfil dirigidos contra equipos y aficionados israelíes en el extranjero. El año pasado, seguidores del Maccabi fueron atacados violentamente por bandas organizadas en Ámsterdam después de un partido ante el Ajax.
Más recientemente, protestas propalestinas rodearon los encuentros de la selección nacional de Israel en Noruega e Italia, y la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a grupos violentos.
