El gobierno británico ha expresado su pesar por la decisión de Maccabi Tel Aviv de rechazar la asignación de boletos para su próximo partido en Aston Villa, a pesar de los esfuerzos realizados por los ministros para revocar la prohibición impuesta por la policía a los aficionados que viajaran.
El primer ministro británico, Keir Starmer, había calificado como un error la decisión de impedir la asistencia de los seguidores al encuentro de la Europa League, programado para el 6 de noviembre en Birmingham, luego de que la policía local manifestara su preocupación por posibles incidentes.
Sin embargo, Maccabi Tel Aviv informó ayer que la “atmósfera tóxica” en la ciudad representaba un riesgo excesivo para sus seguidores. Ante esta situación, un portavoz del gobierno británico indicó que las autoridades han trabajado de manera constante para proteger el principio de que los aficionados puedan disfrutar de los partidos sin temor a intimidación ni violencia.
“Nos entristece profundamente que el Maccabi Tel Aviv haya rechazado su asignación de aficionados visitantes, pero respetamos su derecho a hacerlo”, declaró el portavoz. Añadió que “es completamente inaceptable que este juego haya sido utilizado como arma para avivar la violencia y el miedo por parte de quienes buscan dividirnos. Nunca toleraremos el antisemitismo o el extremismo en nuestras calles”.
La ciudad de Birmingham ha sido escenario de manifestaciones tanto antiisraelíes como propalestinas desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
Además, varios políticos británicos independientes y de los verdes de izquierda apoyaron la prohibición de la asistencia de los aficionados de Maccabi Tel Aviv, y algunos llegaron a solicitar una exclusión más amplia de los equipos israelíes de las competiciones internacionales.