Bolivia dejó de exigir visado previo a los ciudadanos israelíes que viajen al país por turismo o negocios de corta duración, en el marco de un decreto migratorio anunciado este lunes en La Paz por el gobierno del presidente Rodrigo Paz y difundido públicamente por el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Sa’ar, a través de la red social X.
La nueva normativa permite que las personas con pasaporte israelí ingresen a territorio boliviano únicamente con su documento de viaje y permanezcan hasta 90 días, sin necesidad de tramitar una visa en consulados o embajadas, siempre que el motivo del viaje sea turismo o actividades temporales no remuneradas en el país. La misma disposición se aplica a ciudadanos de Estados Unidos, Corea del Sur, Sudáfrica y varios países de Europa del Este, que hasta ahora debían completar formularios, pagar tasas y justificar su itinerario ante las autoridades consulares bolivianas.
Gideon Sa’ar hizo pública la decisión en su cuenta oficial de X al agradecer a Rodrigo Paz por eliminar el requisito de visado para los israelíes y afirmar que la medida permitirá que “miles de israelíes” regresen a Bolivia, disfruten de su cultura y paisajes y contribuyan al fortalecimiento de los vínculos entre ambas sociedades. El jefe de la diplomacia israelí ya había expresado, tras la victoria electoral de Paz, su intención de “abrir una nueva página” en las relaciones bilaterales y de trabajar en la renovación de los lazos diplomáticos, interrumpidos durante el anterior gobierno boliviano.
El anuncio supone un giro respecto a la situación vigente desde 2014, cuando el entonces presidente Evo Morales declaró a Israel “Estado terrorista” y revocó el acuerdo de exención de visados firmado en 1972, que permitía a los israelíes entrar en Bolivia sin este trámite. A partir de esa decisión, los ciudadanos de Israel quedaron ubicados en la categoría de países que necesitaban visado previo y autorización específica del Estado boliviano para ingresar, lo que encareció y complicó los viajes turísticos.
Bolivia había mantenido durante décadas un régimen de entrada sin visado para turistas israelíes, en un esquema similar al que rige en otros países sudamericanos frecuentados por mochileros y visitantes jóvenes. Informes de prensa de la época describían a Bolivia como una escala habitual en las rutas de viaje de israelíes por la región, atraídos por destinos como el salar de Uyuni, el altiplano andino y la cuenca amazónica. La cancelación del acuerdo en 2014 redujo de forma notable ese flujo, al elevar los requisitos burocráticos y los costos de ingreso.
La relación bilateral atravesó nuevas oscilaciones en los años siguientes. En 2019, durante el gobierno transitorio posterior a la renuncia de Evo Morales, Bolivia anunció la reanudación de las relaciones diplomáticas con Israel y la intención de restablecer las condiciones de viaje previas, lo que incluyó pasos para volver al régimen de exención de visados.
Posteriormente, en 2020, con el retorno del Movimiento al Socialismo al poder bajo la presidencia de Luis Arce, la política exterior se reorientó y, el 31 de octubre de 2023, el país volvió a romper relaciones diplomáticas con Israel en el contexto de la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza, lo que mantuvo un clima de alta tensión política y limitó la normalización del turismo procedente de Israel.
La victoria de Rodrigo Paz en la segunda vuelta de las elecciones generales de octubre de 2025 puso fin a casi dos décadas de gobiernos de signo izquierdista y abrió una etapa definida por el propio mandatario como de “capitalismo para todos”, con énfasis en la atracción de inversiones extranjeras y el restablecimiento de vínculos con Estados Unidos y otros socios tradicionales. Paz, de tendencia centroderechista, asumió la Presidencia el 8 de noviembre para el periodo 2025-2030, tras imponerse en una contienda que obligó a celebrar la primera segunda vuelta presidencial en la historia democrática reciente del país.
En sus primeras semanas de mandato, el nuevo gobierno anunció un paquete de medidas económicas que incluye un recorte del 30 % del gasto público previsto para 2026, la reducción del número de ministerios y la eliminación de varios impuestos —entre ellos el tributo a las grandes fortunas y un gravamen a las transacciones financieras— con el argumento de reactivar la actividad privada y facilitar el uso del sistema bancario. De forma paralela, el Ejecutivo negocia más de $9.000 millones en préstamos con organismos multilaterales para financiar obras de infraestructura, proyectos energéticos y programas de inclusión financiera.
La flexibilización de los visados se enmarca en ese programa de reformas. El propio gobierno boliviano ha calculado que las restricciones impuestas durante los últimos años a viajeros de Estados Unidos e Israel significaron pérdidas cercanas a $900 millones en ingresos turísticos. Con la nueva normativa, las autoridades estiman que el país podría obtener unos $80 millones adicionales en los próximos cuatro años, al facilitar la llegada de visitantes procedentes de mercados con alta capacidad de gasto.
El cambio también representa una rectificación de la política adoptada durante el mandato de Evo Morales, cuando el Ejecutivo expulsó a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, ordenó la salida del embajador estadounidense y comenzó a exigir visados a ciudadanos de ese país, invocando el principio de reciprocidad frente a los requisitos que enfrentan los bolivianos para ingresar a territorio estadounidense. El gobierno de Paz ha definido como prioridad la reconstrucción de la relación con Washington y la normalización de la cooperación en ámbitos como seguridad, energía y conectividad, objetivos que se reflejan en la decisión de facilitar el movimiento de personas.
Desde el punto de vista operativo, la exención de visado para israelíes y estadounidenses regirá para estancias de hasta 90 días dentro de un periodo de 12 meses, con posibilidad de que los visitantes realicen actividades turísticas y de negocios no remuneradas en el país, siempre que respeten la legislación migratoria y no excedan la permanencia autorizada. El ingreso continuará supeditado a los controles habituales en puestos fronterizos y aeropuertos, donde las autoridades migratorias mantienen la facultad de denegar la entrada en casos específicos.
La medida se adopta mientras persisten advertencias de seguridad para el turismo internacional. Estados Unidos mantiene a Bolivia en su nivel 2 de alerta de viaje, que aconseja ejercer mayor precaución debido a la conflictividad social y a eventuales bloqueos de carreteras y manifestaciones; además, mantiene un aviso de nivel 4 —el máximo— para la región del Chapare, por riesgos asociados a actividades ilícitas y presencia de grupos vinculados al narcotráfico. Estos factores siguen presentes en las recomendaciones de viaje que revisan las agencias gubernamentales extranjeras.
En el ámbito específico de los vínculos entre La Paz y Jerusalén, medios israelíes han señalado que la reanudación del acceso sin visado se suma a otros contactos diplomáticos iniciados tras la elección de Paz, entre ellos conversaciones telefónicas entre el presidente boliviano y dirigentes israelíes, así como gestiones de la Cancillería de Israel para restablecer embajadas y acuerdos de cooperación suspendidos en los últimos años. Estos avances se producen después de un periodo marcado por declaraciones muy críticas del anterior gobierno boliviano sobre la actuación militar de Israel en Gaza y por la ruptura formal de relaciones en 2023
