Un alto funcionario de los Emiratos Árabes Unidos advirtió a Israel el martes que la anexión de Judea y Samaria representaría una línea roja. Esa acción terminaría con la visión de integración regional. La declaración surgió apenas dos días antes de que el primer ministro Benjamin Netanyahu convocara una consulta ministerial clave. En esa reunión, los participantes evaluarían si procedían con la medida controvertida.
La enviada especial emiratí Lana Nusseibeh expresó esa posición en una entrevista que se llevó a cabo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, ubicado en Abu Dhabi. Según sus palabras, la anexión constituiría una línea roja para su gobierno, lo que impediría una paz duradera. Además, esa decisión descartaría la integración regional y sentenciaría a muerte la solución de dos Estados.
Esa advertencia impactante provino de Abu Dhabi en vísperas del quinto aniversario de los Acuerdos de Abraham. Los Emiratos Árabes Unidos impulsaron esos acuerdos al convertirse en el primer país árabe que normalizó relaciones con Israel después de más de un cuarto de siglo. Desde entonces, los funcionarios emiratíes han resaltado que esa elección estratégica resulta casi irreversible.
Por esa razón, las palabras de Nusseibeh adquieren un dramatismo particular, ya que resaltan la renuencia del país del Golfo ante cualquier reconsideración israelí de la anexión. En cada capital árabe con la que se dialoga, la integración regional permanece como una posibilidad viable. Sin embargo, si Israel opta por la anexión con el fin de complacer a elementos extremistas radicales, esa opción desaparecerá por completo.
El mensaje emiratí, que se elaboró con cuidado para destacar una posible pérdida estratégica, se formuló de manera oficial por primera vez desde la firma de los Acuerdos de Abraham. Esa declaración ocurrió mientras Netanyahu se preparaba para debatir el tema de la anexión con un grupo reducido de ministros el jueves. Según un funcionario israelí, esa discusión respondía a los planes de varios países occidentales clave para reconocer un Estado palestino en la Asamblea general de las Naciones Unidas a finales de ese mes.
La elección de dirigirse directamente a una audiencia israelí evoca un artículo de opinión que publicó el embajador de los Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos, Yousef Otaiba. Ese texto apareció en la portada de un importante periódico israelí solo dos meses antes de que ambos países firmaran el acuerdo de normalización. En esa ocasión, Abu Dhabi presentó una alternativa a los israelíes, ya que un gobierno previo de Netanyahu amenazaba con anexar amplias porciones de Judea y Samaria en cuestión de semanas. Otaiba escribió en junio de 2020 que los líderes israelíes promovían con entusiasmo conversaciones sobre la normalización de relaciones con los Emiratos Árabes Unidos y otros estados árabes. No obstante, los planes de anexión israelíes contradecían esas discusiones sobre normalización.
Ese artículo de opinión resultó esencial para establecer las bases de los Acuerdos de Abraham. El texto resonó de manera abrumadora entre los israelíes, ya que el 80 por ciento de ellos apoyó la renuncia a la anexión a cambio de un acuerdo de normalización. Netanyahu finalmente retractó la amenaza de anexión para obtener relaciones diplomáticas con Abu Dhabi. Ese pacto se negoció bajo la primera administración del presidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, los Emiratos Árabes Unidos solo consiguieron un compromiso de Estados Unidos para no respaldar la anexión israelí hasta el fin del mandato de Trump.
Netanyahu reconoció de forma aparente que la medida carecería de peso sin el apoyo de Estados Unidos, por lo que no avanzó con ella desde entonces. La caducidad de ese compromiso coincidió con el comienzo de la administración Biden, la cual restauró la política tradicional estadounidense en favor de una solución de dos Estados y en firme oposición a la anexión. No obstante, con el regreso de Trump al poder, los socios de coalición de Netanyahu insisten cada vez más en que se abre una ventana histórica para declarar la soberanía israelí sobre los asentamientos en Judea y Samaria. Esa perspectiva surge porque la nueva administración parece indiferente o incluso favorable a la medida.
Esos defensores de una línea dura identificaron los planes recientes de Francia, el Reino Unido, Canadá, Australia y Bélgica para reconocer un Estado palestino como una oportunidad única. De esa forma, Israel podría anexar Judea y Samaria mientras evalúa su respuesta a esos pasos unilaterales, los cuales considera una recompensa por el ataque de Hamás del 7 de octubre. El miércoles, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, presentó una propuesta para anexar el 82 por ciento de Judea y Samaria e instó a Netanyahu a que la adoptara.
Como resultado, Nusseibeh transmitió un mensaje sutil dirigido a la administración Trump, con la cual su gobierno cultivó rápidamente una relación estrecha. Los emiratíes confían en que el presidente Trump no permitirá que extremistas y radicales empañen, amenacen o descarrilen el principio de los Acuerdos de Abraham, que forma parte de su legado.
El funcionario emiratí, quien ocupa el cargo de viceministro de asuntos políticos y enviado especial del ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed, afirmó que el presidente Trump y su administración poseen muchas palancas para liderar una iniciativa de integración más amplia de Israel en la región. Nusseibeh, quien sirvió recientemente como embajadora de los Emiratos Árabes Unidos ante la ONU, se percibe como una diplomática influyente con lazos cercanos a la familia real.
Al igual que Otaiba, la enviada especial emiratí pareció orientar su mensaje hacia el público israelí en lugar de hacia el gobierno, el cual solo cuenta con el apoyo de una minoría según las encuestas. Nusseibeh argumentó que la anexión equivaldría a un rechazo efectivo de los Acuerdos de Abraham, por lo que esa elección debe presentarse directamente al pueblo israelí. Aunque la alta funcionaria emiratí alertó sobre las pérdidas que Israel enfrentaría si procediera con la anexión, también resaltó las ganancias que Jerusalén obtendría si archivara nuevamente el plan.
Países árabes, entre ellos Arabia Saudita, mantienen abierta la posibilidad de normalizar lazos con Jerusalén. Sin embargo, condicionan ese avance a que Israel retire los planes de anexión y acepte un camino creíble e irreversible hacia un futuro Estado palestino. A pesar de la oposición masiva a la campaña de Israel en su guerra de casi dos años contra Hamás, esos países no descartaron por completo la idea. Nusseibeh indicó que en cada capital árabe con la que se conversa, la integración regional persiste como una posibilidad. No obstante, si la anexión busca satisfacer a elementos extremistas radicales en Israel, esa opción se eliminará de la mesa.
El enviado especial afirmó que Abu Dhabi no llegó a esa conclusión de manera ligera. Cuando Hamás intentó descarrilar la visión de integración regional de los Acuerdos de Abraham mediante los ataques terroristas del 7 de octubre, los emiratíes respondieron con firmeza. Al mismo tiempo, coordinaron estrechamente para entregar más ayuda a Gaza que cualquier otro país. Durante los últimos dos años, su opinión sostuvo que la visión de los Acuerdos de Abraham permanecía relevante y que no se debía permitir que extremistas dictaran la trayectoria de la región.
No obstante, con las medidas cada vez más amplias que Israel adopta para consolidar su presencia en Judea y Samaria, así como en Gaza, surge una preocupación. Todos en el Medio Oriente se aproximan a un punto de no retorno, por lo que resulta esencial acercarse a los israelíes antes de que los esfuerzos para preservar los lazos de Israel con socios regionales sufran daños irreparables.
Los principios de prosperidad, coexistencia, tolerancia, integración y estabilidad de los Acuerdos de Abraham enfrentan amenazas mayores que nunca. Nusseibeh aseguró a los israelíes que existe una salida viable. A pesar de toda esta miseria, una mano extendida persiste en la región hacia Israel, sin embargo, la anexión retiraría esa mano.