El jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí criticó a Brasil por permitir que dos buques de guerra iraníes atracaran en su territorio, instando a la capital brasileña a retener cualquier “premio” de Teherán.
La presión de Estados Unidos no impidió que el buque de base avanzada IRIS Makran y la fragata ligera IRIS Dena de la Armada de la República Islámica de Irán atracaran el domingo en Río de Janeiro.
“Israel considera que el atraque de buques de guerra iraníes en Brasil hace unos días es un hecho peligroso y lamentable”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado. Dichos buques forman parte de la Armada iraní, que coordina y coopera estrechamente con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, un grupo que Estados Unidos ha etiquetado como organización terrorista extranjera.
El ministerio añadió que la República Islámica es un Estado hostil “responsable de crímenes contra los derechos humanos de su propia población, que lleva a cabo actos terroristas en todo el mundo y distribuye armas a grupos terroristas por todo Oriente Próximo”.
“Ha llegado el momento de unirse a la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y otras muchas naciones para etiquetar a la dictadura iraní como la organización terrorista que es. No es demasiado tarde para dar a los barcos la orden de partir”, dice la declaración.
A finales de enero surgieron informes de una reunión entre el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente estadounidense, Joe Biden, que sugerían que Brasil había cedido a la presión estadounidense al rechazar la petición de Irán de atracar los buques de guerra.
El vicealmirante Carlos Eduardo Horta Arentz, jefe adjunto del Estado Mayor de la Marina brasileña, habría dado luz verde a la visita de los buques a Río de Janeiro entre el 26 de febrero y el 4 de marzo.
La embajadora de Estados Unidos, Elizabeth Bagley, pidió a Brasil que prohibiera el atraque de los buques durante una conferencia de prensa celebrada el 15 de febrero.
Estados Unidos ha incluido en el pasado a determinados buques en su lista negra por ayudar al comercio ilícito y a operaciones terroristas. A pesar de la soberanía de Brasil, su gobierno ha dejado claro que esos barcos no tienen nada que hacer en los puertos brasileños.