El ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, hijo de supervivientes del Holocausto, lleva al embajador de Brasil, Federico Mayer, al memorial israelí del Holocausto, Yad Vashem, para reprenderle por la comparación que hizo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de la campaña de Israel contra Hamás con el Holocausto.
Ante las cámaras, Katz le dice a Mayer que Lula no es bienvenido en Israel. “No olvidaremos ni perdonaremos. Es un grave ataque antisemita. En mi nombre y en el de los ciudadanos de Israel, al presidente Lula, que es persona non grata en Israel hasta que se retracte”.
“Le he traído a un lugar que atestigua más que ninguna otra cosa lo que los nazis y Hitler hicieron a los judíos, incluidos miembros de mi familia”, dice Katz. “La comparación entre la guerra justa de Israel contra Hamás y las atrocidades de Hitler y los nazis es una vergüenza”.
Algo inusual para una reprimenda diplomática, los dos también recorren juntos Yad Vashem, y Katz muestra a Mayer el formulario con los nombres de sus abuelos muertos en la Shoah.
“Parece que ha interiorizado el mensaje”, dice un funcionario israelí que estaba presente.