Israel podría no estar dispuesto a aceptar un acuerdo de normalización con Arabia Saudita si eso implica la aceptación de un Estado palestino.
La posición de Israel frente a las demandas de Arabia Saudita y Gaza
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, reconoció recientemente que Israel podría no estar dispuesto a aceptar un acuerdo de normalización con Arabia Saudita si eso implica la aceptación de un Estado palestino. Durante su testimonio ante el Congreso, Blinken declaró que los sauditas exigen un alto el fuego en Gaza y un camino hacia un Estado palestino, condiciones que Israel podría no aceptar.
El embajador de Estados Unidos en Israel, Jack Lew, también reiteró la necesidad de calmar la guerra en Gaza y discutir el futuro del gobierno palestino como parte de cualquier acuerdo trilateral emergente que involucre a Washington, Israel y Arabia Saudita. Lew subrayó la importancia de estos temas en una conferencia organizada por el Instituto de Democracia de Israel (IDI).
Estos comentarios reflejan las profundas divisiones y desafíos que enfrentan los esfuerzos de normalización en la región, donde la seguridad y la política se entrelazan de manera compleja.
Críticas internas y manifestaciones durante el testimonio de Blinken
Durante la sesión en el Congreso, Blinken enfrentó críticas tanto de republicanos como de demócratas. Los republicanos acusaron a la administración de fallar en su apoyo a Israel, mientras que los demócratas señalaron que se está haciendo muy poco para ayudar a los civiles en Gaza.
El testimonio de Blinken fue interrumpido por manifestantes furiosos, quienes lo acusaron de tener “sangre en las manos”. Uno de los manifestantes se acercó a Blinken con un cartel que lo tildaba de “criminal” antes de ser retirado por los agentes de seguridad.
Estos incidentes ilustran la polarización y las fuertes emociones que rodean la política exterior estadounidense en relación con Israel y la guerra en Gaza.
Impacto estratégico de la normalización y las perspectivas de seguridad
El lunes, Estados Unidos describió como “casi definitivo” un pacto de defensa bilateral con Arabia Saudita, que sería parte de un acuerdo amplio presentado al primer ministro Benjamín Netanyahu. Este acuerdo requeriría concesiones significativas, incluyendo el compromiso de avanzar hacia un Estado palestino, para asegurar la normalización de los vínculos con Arabia Saudita.
Netanyahu ha defendido durante mucho tiempo la normalización con Arabia Saudita como un objetivo estratégico. Sin embargo, tras los ataques del 7 de octubre por parte de Hamás, el gobierno israelí ha resaltado que es prematuro discutir la gobernanza palestina sin antes erradicar a Hamás en Gaza.
Estas dinámicas subrayan los dilemas estratégicos a los que se enfrenta Israel, que debe equilibrar sus aspiraciones diplomáticas con sus imperativos de seguridad.
Reacciones dentro de Israel y consideraciones estratégicas
El presidente de Israel, Isaac Herzog, ha argumentado que los lazos bilaterales con Arabia Saudita serían un revés para Hamás, respaldado por Irán. Herzog destacó la importancia de considerar seriamente la posibilidad de normalización, a pesar de los desafíos presentes.
Por otro lado, el gobierno de Netanyahu ha resaltado que no derrotar a Hamás podría dañar la credibilidad de Israel ante las potencias árabes suníes alineadas con Estados Unidos. Este enfoque refleja una visión estratégica más amplia en la que la seguridad y la diplomacia están profundamente entrelazadas.