En una entrevista con la CNN, el Primer Ministro de Jordania, Omar Razzaz, declaró que el tratado de paz de su país con el Estado de Israel estaba en peligro. Cuando se le presionó, especificó que las “medidas unilaterales” de Israel y la “violación de la santidad de las dotaciones musulmanas y cristianas en Jerusalén” del gobierno israelí eran responsables de las fricciones entre los dos países, añadiendo que las relaciones diplomáticas se encuentran ahora en su punto más bajo desde que se firmó el tratado de paz.
El Reino Hachemita de Jordania firmó un tratado de paz con el Estado de Israel en 1994, después de casi una década de negociaciones. El entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Simón Peres, se puso en contacto por primera vez con el Rey Hussein en 1987, pero Jordania se mostró inicialmente renuente a comprometerse con un acuerdo firmado, disuadida al menos en parte por la suerte del presidente de Egipto, Anwar Sadat, que había sido asesinado tras la firma de un tratado de paz con Israel ocho años antes, aunque éste no fue ni mucho menos el único factor que intervino en el asesinato.
No obstante, el nuevo presidente de Egipto, Hosni Mubarak, alentó al Rey Hussein a continuar las negociaciones, y el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, también ejerció una presión considerable sobre el dirigente jordano para que llegara a un acuerdo. En el verano de 1994, ambas partes se reunieron en Washington D.C. y se comprometieron a poner fin a su estado de beligerancia y a buscar “el fin del derramamiento de sangre y la pena”. Varios meses después, el tratado se firmó en el Valle de Aravá de Israel, no lejos de la frontera con Jordania.
Entre las disposiciones del tratado figuraba la aceptación por parte de Jordania de la frontera entre los dos Estados que se extendía por el valle del Jordán, aunque “sin perjuicio de la condición de [ese] territorio”, dejando así abierta la puerta a la creación de una futura entidad palestina entre la frontera con Jordania y las fronteras de Israel anteriores a 1967. También se establecieron plenas relaciones diplomáticas entre los dos países, e Israel se comprometió a “respetar el actual papel especial del Reino Hachemita de Jordania en los santuarios sagrados musulmanes de Jerusalén”, un papel que se remontaba al período del mandato británico.
En los años posteriores a la firma del tratado, se ha planteado periódicamente la cuestión de los Santos Santuarios, sobre todo en relación con el Monte del Templo. Incluso después de que Israel liberó la totalidad de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días en 1967, optó por mantener el statu quo preexistente que otorgaba a la familia real de Jordania un papel especial en la administración del lugar a través del Waqf islámico, que es financiado por Jordania. Por ello, Jordania suele protestar contra lo que considera invasiones, como las visitas casi oficiales al Monte del Templo por parte de los legisladores israelíes.