La gran expectativa que acogió la firma de los Acuerdos de Abraham -en particular la supuesta floreciente relación entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos- parece haberse estancado, tras la revelación de que ninguno de los proyectos económicos acordados ha entrado en vigor.
Según el diario financiero Globes, la administración del presidente estadounidense Joe Biden ha parecido mucho menos entusiasta a la hora de asignar un presupuesto para los productos regionales que su predecesor, el ex presidente Donald Trump, que junto con su equipo de negociación, que dirigía su yerno Jared Kushner, fue decisivo en el establecimiento.
La administración Biden no ha sustituido al rabino Aryeh Lightstone, a quien Trump eligió para dirigir el Fondo Abraham y que dejó su cargo en enero. En apariencia, la administración apoya los Acuerdos de Abraham, pero no parece entusiasmada con la idea de asignar dinero de su presupuesto al Fondo Abraham.
Uno de los posibles escollos para la implicación estadounidense es que Biden se centra en los asuntos internos, en particular en el continuo gasto masivo del gobierno tras la respuesta a la pandemia de coronavirus. Fuentes israelíes, según Globes, confirmaron a un alto funcionario estadounidense no identificado que sostenía que el fondo estaba congelado indefinidamente.
También hay tensiones entre el nuevo gobierno israelí y los Emiratos Árabes Unidos. El reciente viaje a los EAU del ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro suplente, Yair Lapid, el primero de un ministro israelí, fue pintado como totalmente positivo, aunque el jefe de la facción Yesh Atid irritó a los empresarios de los EAU cuando no se reunió con ellos.
Las cuestiones de la licitación del puerto de Haifa y del oleoducto Europa-Asia Co. (EAPC) son también posibles puntos de división. Fuentes diplomáticas de los EAU revelaron que esperaban que Israel -a pesar de su nuevo gobierno de coalición- cumpliera los compromisos del anterior gobierno de Benjamin Netanyahu.