El acuerdo sobre los límites marítimos entre Israel y Líbano hace menos probable la guerra con Hezbolá, dijo el Primer Ministro Yair Lapid poco después de que el gabinete diera su aprobación inicial al acuerdo.
El acuerdo “evita la guerra”, dijo Lapid en una conferencia de prensa. “Israel no tiene miedo de Hezbolá; las FDI son más fuertes que cualquier organización terrorista. Al mismo tiempo, si podemos evitar una guerra, es tarea de cualquier gobierno responsable hacerlo”.
“En lugar de una guerra, el acuerdo ofrece a los ciudadanos israelíes miles de millones y seguridad energética para los próximos años”, declaró.
Israel dejó claro a Líbano que no retrasará su producción en el embalse de Karish, con el que Hezbolá amenazó aunque se encuentra en aguas israelíes que no estaban en la zona en disputa. Israel no dudará en utilizar la fuerza para defenderlo, declaró el primer ministro.
Lapid dijo que el acuerdo “da la mejor respuesta a nuestras necesidades de seguridad”, y citó al Jefe del Estado Mayor de las FDI, Aviv Kohavi, quien dijo en la reunión del gabinete que “no preserva nuestra seguridad, la mejora”.
Lapid también rechazó las críticas de la oposición, calificándolas de “venenosa propaganda mentirosa… destinada a medios políticos de personas que nunca vieron” el acuerdo. El primer ministro dijo que tiene previsto informar a los jefes de todos los partidos de la oposición sobre los detalles del acuerdo.
Al preguntársele por qué el acuerdo tenía que completarse tan cerca de las elecciones del 1 de noviembre, Lapid señaló que Estados Unidos llevaba más de un año mediando entre Israel y Líbano, mientras que las elecciones se convocaron en junio.
Falta de tiempo
Además, Lapid dijo que era importante completar el acuerdo antes de que el presidente libanés Michel Aoun dejara su cargo el 31 de octubre, ya que de lo contrario pasarían “meses o incluso años antes de que los líderes chiíes, suníes y cristianos del Líbano pudieran firmar este acuerdo juntos”.
El ministro de Defensa, Benny Gantz, señaló que Hezbolá cuenta con el apoyo de Irán y dispone de decenas de miles de misiles.

“Quiero hablar hoy como alguien que comenzó la mayor parte de su servicio militar para el Estado de Israel en el Líbano hace más de 40 años, como alguien que conoce la realidad de la seguridad sobre el terreno, los costes de la guerra y, si se me permite decirlo también, al pueblo libanés”, dijo Gantz. “El acuerdo que discutimos hoy es importante y justo, y sirve a los intereses más profundos del Estado de Israel”.
Gantz dijo que el acuerdo garantiza la libertad de acción de Israel frente a la costa y que Israel “no cedió ni un milímetro que sea crítico para nuestra seguridad.”
El embalse de Kana
La ministra de Energía, Karin Elharrar, dijo que no hay ninguna otra situación en el mundo en la que países sin relaciones diplomáticas tengan un acuerdo sobre el desarrollo de un embalse de gas, de modo que “sin el acuerdo, la posibilidad de desarrollar [Kana] era nula”.
El yacimiento de Kana cruza desde aguas libanesas, -a través de la zona en disputa que pasará a Líbano en el acuerdo-, hasta aguas israelíes.
El gabinete aprobó el acuerdo sobre la frontera marítima con Líbano en una votación anticipada y lo llevó a la Knesset para su revisión, no para su votación.
Los aspectos clasificados del acuerdo se presentarán ante la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, en una reunión a puerta cerrada.
Dentro de catorce días -menos de una semana antes de las elecciones- se llevará de nuevo al gabinete para su ratificación final, a la espera de la aprobación del fiscal general.
La ministra del Interior, Ayelet Shaked, votó en contra de la propuesta y el ministro de Comunicaciones, Yoaz Hendel, se abstuvo, argumentando que debía someterse a votación en la Knesset. Los demás ministros votaron a favor del acuerdo.
La decisión del gabinete de no someter el acuerdo a votación en la Knesset fue contraria a la recomendación de la fiscal general Gali Baharav-Miara, aunque dijo que la votación no era legalmente necesaria.
El asesor de Seguridad Nacional, Eyal Hulata, trató de disipar la preocupación de que el grupo terrorista Hezbolá, respaldado por Irán y que forma parte del gobierno libanés, se beneficie del acuerdo.
“El Gobierno de Líbano ha estado bajo la amenaza de sanciones si alguno de sus ingresos va a parar a Hezbolá, y por eso no ha permitido que ocurra durante años”, argumentó Hulata en una rueda de prensa. “Este acuerdo no es diferente de otros que Líbano ha firmado; los fondos no irán a Hezbolá”.
Se espera que Israel reciba una carta de garantías de EE.UU. que, además de comprometer a EE.UU. con los detalles del acuerdo, diga que EE.UU. se asegurará de que los ingresos de Líbano procedentes del embalse no lleguen a Hezbolá de acuerdo con las sanciones estadounidenses.
Hulata dijo que el acuerdo “no coincide con los intereses de Irán en el Líbano”, ya que “reduce la dependencia del Líbano de Hezbolá”.
“Creo que va en interés de Israel”, dijo. “Con el Gobierno de Líbano, a diferencia de Hezbolá, no es un juego de suma cero”.
Hulata dijo que Israel está interesado en estabilizar el Líbano y su economía. Cuestiones estratégicas como ésta, así como el fortalecimiento de la independencia energética de Israel, fueron la prioridad para Israel en la negociación, seguidas de las cuestiones de seguridad y el beneficio económico. Jerusalén también considera el acuerdo como una apertura para futuros acuerdos con Líbano.
El primer ministro suplente, Naftali Bennett, rompió su silencio sobre el acuerdo tras la reunión del Gabinete de Seguridad, diciendo que “no hay lugar para celebraciones de victoria ni para llorar como si fuera una catástrofe”. El acuerdo no es una victoria diplomática histórica, pero tampoco es una rendición terrible. Es un acuerdo necesario debido a las circunstancias, con un calendario problemático”.
Bennett explicó que, como primer ministro, era partidario de negociar para crear una situación en la que Líbano tuviera una plataforma de gas cerca de Israel y, por tanto, estuviera motivado para disuadir a Hezbolá de atacar la plataforma israelí.
El acuerdo final no es lo que Bennett dijo que esperaba que fuera, ni se siente cómodo con el momento tan cercano a unas elecciones.