El senador estadounidense Lindsey Graham instó públicamente al primer ministro Benjamin Netanyahu a retirar la designación de Eli Sharvit como jefe del Shin Bet, citando duras críticas del excomandante naval hacia el presidente Donald Trump.
En una publicación en X, Graham afirmó que, aunque Estados Unidos considera a Israel su aliado más cercano, la elección de Sharvit resulta “más que problemática”. Resaltó que Trump ha sido uno de los mayores defensores de Israel y advirtió que los comentarios de Sharvit sobre sus políticas podrían provocar tensiones innecesarias en un momento delicado.
El senador concluyó su mensaje recomendando a los líderes israelíes reconsiderar la decisión y realizar una investigación más exhaustiva antes de avanzar con el nombramiento.
Sharvit generó polémica tras publicar una columna de opinión en Calcalist, pocos días después de la segunda toma de posesión de Trump, donde condenó sus políticas ambientales. En el texto, acusó al entonces presidente de despreciar la ciencia, dañar el bienestar humano y actuar con irresponsabilidad global al favorecer intereses de industrias contaminantes.
La designación también ha sido rechazada dentro de Israel por sectores tanto de la derecha como de la izquierda. En el Likud, figuras como Moshe Saada arremetieron contra Sharvit por su participación en las protestas de Kaplan y por expresar posiciones políticas tras dejar las FDI en 2021. Saada argumentó que personas con esa trayectoria no deben ocupar cargos públicos en un gobierno .
Por otro lado, en la oposición, algunos reconocieron la idoneidad técnica de Sharvit, pero cuestionaron el proceso, al considerar que se intenta reemplazar al actual jefe del Shin Bet, Ronen Bar, sin esperar el fallo de la Corte Suprema sobre varias impugnaciones.
Benny Gantz, líder del Partido de Unidad Nacional, calificó la medida como un intento de socavar la democracia y provocar una crisis constitucional. Según él, esta acción busca enfrentar al sistema judicial con una decisión ya tomada, con la intención de debilitar tanto a la justicia como a los organismos de seguridad. Relacionó directamente el avance del caso Qatar-Gate con los ataques al sistema que supervisa la investigación.