Las tensiones entre el primer ministro británico, Keir Starmer, y el ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, se intensificaron tras la suspensión de la ayuda humanitaria a Gaza y un nuevo ataque israelí contra Hamás.
David Lammy condenó la decisión de Israel de bloquear el acceso de ayuda a Gaza y afirmó que esta medida constituye una violación del derecho internacional. “Israel tiene derecho a proteger su seguridad, pero la interrupción de la asistencia humanitaria, que ya lleva 15 días sin llegar a Gaza, es inaceptable y extremadamente preocupante. Instamos a Israel a restablecer el flujo de camiones, superando los 600 diarios, para garantizar que los palestinos reciban el apoyo necesario en este momento crítico”, declaró Lammy. Además, advirtió que, si el Reino Unido determina que Israel ha infringido el derecho internacional, el gobierno podría detener la venta de armas a ese país.
Desde el despacho del primer ministro, un portavoz respondió que no existe una confirmación definitiva sobre una violación del derecho internacional por parte de Israel. “Nuestra postura sigue siendo que las acciones de Israel en Gaza presentan un claro riesgo de incumplir el derecho humanitario. Sin embargo, el gobierno británico no es un tribunal internacional y, por lo tanto, corresponde a los tribunales emitir esos juicios”, aclaró.
Cuando se le preguntó si Lammy había ido más allá de la postura oficial del gobierno, el portavoz remitió la cuestión al Ministerio de Asuntos Exteriores y subrayó que la política británica respecto a Israel no ha cambiado. Sobre la posibilidad de que Lammy deba disculparse por sus declaraciones, el portavoz evitó pronunciarse y dejó la respuesta en manos de la Cancillería.