El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que se trata de “un día trascendental, un día de gran alegría, ya que los rehenes regresan a casa”. Recordó que, al iniciar la guerra, asumió el compromiso de devolver a todos los rehenes y aseguró que ese objetivo se ha alcanzado.
Atribuyó el cumplimiento de esa promesa al “sacrificio y coraje de los soldados de Israel”, así como a la “ayuda indispensable, decidida y enfocada del presidente Trump y su equipo”. Netanyahu subrayó que ambos factores resultaron determinantes en la actual liberación.
El primer ministro criticó a los líderes extranjeros que, según afirmó, adoptaron la propaganda de Hamás y “sucumbieron a las turbas antisemitas” durante la guerra. Afirmó que, si Israel hubiera aceptado sus exigencias de detener la guerra, el eje y el programa nuclear de Irán seguirían intactos.
Agregó que, en ese escenario, “los asesinos de Hamás estarían de vuelta en la valla fronteriza listos para repetir los horrores del 7 de octubre una y otra vez, como prometieron hacer”. Indicó que la elección de Donald Trump ocurrió en un momento de máxima presión sobre Israel.
Netanyahu afirmó que “de la noche a la mañana, todo cambió”, al referirse al segundo alto el fuego y a la apertura de un proceso que, según dijo, permitió crear un marco para terminar la guerra conforme a los términos de Israel.
Indicó que “hace dos meses, respaldó plenamente mi decisión de enviar a las FDI al último bastión de Hamás, en la ciudad de Gaza”. Afirmó que, pese a las críticas internacionales, tanto él como Trump consideraron correcta la estrategia de presión militar para forzar la rendición de Hamás.
El primer ministro elogió también a Trump por reunir “a la mayor parte del mundo árabe, la mayor parte del mundo, detrás de su propuesta de liberar a los rehenes y poner fin a la guerra”. Según Netanyahu, ese apoyo consolidó la posición israelí en las negociaciones.