El martes, Nueva Zelanda se sumó a una lista cada vez más larga de países que expresan su “grave preocupación” por el plan de Israel de aplicar su soberanía sobre grandes partes de Judea y Samaria.
“Nueva Zelanda es un defensor de larga data del derecho de Israel a vivir en paz y seguridad. Sin embargo, los sucesivos gobiernos de Nueva Zelanda también han dejado claro que los poblados israelíes violan el derecho internacional y tienen consecuencias negativas para el proceso de paz”, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores Winston Peters en una declaración.
“La opinión del Gobierno de Nueva Zelanda es que la anexión socavaría gravemente la solución de dos Estados, violaría el derecho internacional y plantearía importantes riesgos para la seguridad regional. Pedimos a Israel que reconsidere estos planes”, dijo.
Wellington sigue apoyando una solución de dos Estados y un “enfoque equilibrado y basado en principios” del conflicto israelo-palestino, continuó Peters, que también es viceprimer ministro.
El gobierno de la Primera Ministra Jacinda Ardern “está dispuesto a ayudar de cualquier manera constructiva que podamos para apoyar este proceso”, añadió el diplomático de alto nivel.
“Es crítico ahora que Israel y Palestina trabajen hacia una solución negociada de dos Estados”, continuó Peters. “Ambas partes tienen asuntos y quejas legítimas y éstas deben ser abordadas a través de negociaciones directas, con el objetivo de ver a Israel y a un Estado palestino coexistiendo uno al lado del otro, en paz y seguridad”.
En respuesta, el embajador israelí en Nueva Zelandia, Itzhak Gerberg, dijo que la declaración de Peters estaba “basada en una predicción” y que el gobierno aún no ha decidido qué medidas tomar en relación con la soberanía israelí en Judea y Samaria.
Peters no se refirió al hecho de que los palestinos han “abandonado unilateralmente las negociaciones directas de paz con Israel desde 2014” y no pidió a Ramala que vuelva a la mesa de negociaciones, lamentó Gerberg en una declaración propia emitida el miércoles.
Más bien, agregó, sería “constructivo” y consistente con la política de Nueva Zelanda de apoyar el abrazo de Israel a la “significativa oportunidad” ofrecida por la propuesta de paz de la administración estadounidense.
“Este plan se llevará a cabo de manera responsable en coordinación con los Estados Unidos, así como el diálogo con nuestros vecinos de los Estados Árabes, mientras se mantienen los Acuerdos de Paz de Israel y los intereses estratégicos nacionales con un enfoque en la paz y la seguridad”, sostuvo.
Según el acuerdo de coalición entre el partido Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu y el partido Kajol-Lavan del ministro de defensa Benny Gantz, la decisión de aplicar la soberanía israelí en alrededor el 30 por ciento de Judea y Samaria – incluyendo el estratégico Valle del Jordán y todos los poblados – puede ser llevada a votación ya el 1 de julio, siempre y cuando se haga con luz verde de la Casa Blanca.
Los funcionarios de EE.UU. que se ocupan del conflicto israelí-palestino planeaban una reunión esta semana para discutir el asunto internamente en Washington. Actualmente no está claro si aprobarán la soberanía israelí sobre todo el territorio asignado por el plan de paz de la administración como parte de Israel, o si instarán a Jerusalén llevar a cabo su plan a menor escala, tal vez solo sobre uno o varios de los llamados bloques de poblados.
Washington también ha indicado que apoyará la soberanía israelí solo si cuenta con el pleno apoyo del gabinete israelí. La posición del partido Kajol-Lavan en este asunto no está clara, con Gantz sugiriendo el martes que tiende a estar a favor, mientras que el Ministro de Relaciones Exteriores Gabi Ashkenazi se opone, según se informa, a cualquier movimiento unilateral.
Una abrumadora mayoría de la comunidad internacional se opone con vehemencia a cualquier aplicación de soberanía por parte de Israel, incluidas las Naciones Unidas y la Unión Europea, así como los países considerados amigos de Israel, como el Reino Unido, Alemania y Canadá.