Sudán está decepcionado con el resultado del acuerdo de normalización con Israel ante la insuficiente inversión estadounidense en el país africano, según un informe israelí del miércoles por la mañana.
Muchos meses después de la firma del acuerdo, Washington no ha cumplido su promesa de invertir en proyectos de agricultura y tecnología en Sudán, según la emisora pública Kan, que citó fuentes de alto nivel en Jartum.
Las fuentes señalaron que la normalización había sido controvertida dentro del gobierno sudanés, y que considerables inversiones financieras habrían ayudado a comercializar el acuerdo entre el público.
En enero, Sudán firmó los Acuerdos de Abraham con Estados Unidos, allanando el camino para que el país africano normalizara sus relaciones con Israel. La firma se produjo poco más de dos meses después de que el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara que Sudán empezaría a normalizar sus lazos con Israel.
Antes de Sudán, la administración Trump tramitó pactos diplomáticos a finales del año pasado entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y entre Israel y Bahréin. Marruecos también restableció sus relaciones diplomáticas con Israel tras cortarlas en 2000 en solidaridad con los palestinos durante la Segunda Intifada.
El entonces ministro de Inteligencia, Eli Cohen, visitó Sudán en enero, al frente de una delegación que mantuvo conversaciones con altos cargos sudaneses, entre ellos el general Abdel-Fattah Burhan, jefe del consejo soberano en el poder, y el ministro de Defensa, Yassin Ibrahim. Cohen firmó un memorando de entendimiento con Ibrahim sobre cuestiones relacionadas con la seguridad e invitó a los dirigentes sudaneses a visitar Israel.
En abril, los ministros de Jartum votaron para anular la llamada ley de boicot a Israel como parte de los esfuerzos de normalización. La decisión de anular la ley de 1958 fue confirmada por la oficina del primer ministro sudanés, que dijo que los ministros también afirmaron el apoyo de Sudán al establecimiento de un “Estado palestino” como parte de una solución de dos estados.
Todavía debe celebrarse una votación conjunta del gabinete y el consejo de soberanía gobernante antes de que la ley sea eliminada de los libros. La legislación prohíbe el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel y prohíbe cualquier vínculo comercial con el Estado judío. Las penas para quienes infrinjan sus estipulaciones, como comerciar con israelíes, incluyen hasta 10 años de prisión y una cuantiosa multa.
Sudán se encuentra en un frágil camino hacia la democracia después de que un levantamiento popular llevara a los militares a derrocar al veterano dictador Omar al-Bashir en abril de 2019. El país está ahora gobernado por un gobierno conjunto de militares y civiles que busca mejores lazos con Washington y Occidente.
En diciembre, la administración de Trump eliminó a Sudán de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos. La medida fue un incentivo clave para que el gobierno de Jartum normalizara las relaciones con Israel.
La designación se remonta a la década de 1990, cuando Sudán acogió brevemente al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y a otros terroristas buscados. También se cree que Sudán ha servido de conducto para que Irán suministre armas a los grupos terroristas de la Franja de Gaza.
La economía sudanesa se vio afectada por décadas de sanciones estadounidenses y por la mala gestión de Al Bashir, que gobernaba el país desde un golpe de Estado militar respaldado por los islamistas en 1989.