Más de 200.000 palestinos de Judea y Samaria y la Franja de Gaza enfrentan el tercer mes consecutivo sin permisos laborales en Israel. Esto sigue al bloqueo parcial implementado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde el 7 de octubre.
Antes del estallido de la guerra, aproximadamente 150.000 palestinos de Judea y Samaria tenían permisos para trabajar en Israel. Adicionalmente, se estima que otros 20.000 a 40.000 ingresaban ilegalmente para emplearse en sectores considerados críticos, como la construcción.
En la Franja de Gaza, más de 17.000 palestinos poseían permisos laborales legales en Israel. Sin embargo, la mayoría ha permanecido en sus hogares desde que Israel inició medidas para limitar la conexión con Gaza, manteniendo restricciones significativas en Judea y Samaria. Estas medidas son vistas como esenciales para la seguridad tras la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre.
Recientemente, una fuente informó a The Times of Israel que se ha permitido a aproximadamente 8.000 palestinos de Judea y Samaria regresar al trabajo. Estos individuos están empleados en sectores esenciales como la salud y la hostelería. La mayoría de estos trabajadores están en asentamientos israelíes en Judea y Samaria, con pocos en la Línea Verde.
Shlomo Ne’eman, jefe del consejo de alcaldes de Yesha, ha expresado en una carta al primer ministro Benjamín Netanyahu su oposición al regreso de trabajadores palestinos a los asentamientos, citando preocupaciones de seguridad.
Netanyahu, al ser consultado en una conferencia de prensa, indicó que el estamento de seguridad de Israel aboga por un retorno gradual de los trabajadores palestinos, considerando los riesgos de desestabilización en Judea y Samaria debido al desempleo masivo. El asunto está pendiente de discusión en el gabinete de seguridad.
Sin embargo, en una reciente reunión del gabinete, no se tomó decisión alguna, manteniendo a los trabajadores palestinos sin empleo en el futuro cercano. Esto representa una pérdida económica significativa para Judea y Samaria, estimada en más de 350 millones de dólares mensuales.
La situación se complica aún más por la retención de ingresos fiscales por parte de Israel a la Autoridad Palestina (AP) desde el inicio de la guerra. Israel ha retenido aproximadamente 275 millones de dólares, llevando a la AP a rechazar todos los ingresos fiscales, que constituyen más del 60% de su presupuesto. Como resultado, miles de empleados de la AP no han recibido sus salarios.