A pesar de la prohibición de facto en Alemania de recibir gas natural licuado (GNL) directamente desde Rusia, el país ha incrementado las importaciones de gas provenientes de Francia y Bélgica, cuyas terminales siguen aceptando GNL ruso, según un informe de ONG de Alemania, Bélgica y Ucrania, citado por el Financial Times.
La estatal alemana Securing Energy for Europe (Sefe), creada tras la intervención del gobierno en una filial de Gazprom en 2022, adquirió hasta 58 cargamentos de GNL ruso a través de la terminal de Dunkerque, en Francia, durante 2024. Esto representa más de seis veces el número de cargamentos comprados por Sefe en 2023, según el informe de Deutsche Umwelthilfe, Urgewald, Razom We Stand y Bond Beter Leefmilieu.
Estas cifras evidencian la dificultad de rastrear el origen del gas una vez que entra en la red de gasoductos de la UE. Aunque el bloque europeo no ha prohibido las importaciones de GNL ruso, su objetivo es eliminar completamente el gas ruso para 2027, buscando reducir los ingresos de Rusia y evitar futuras dependencias de su energía fósil.
Sin embargo, rastrear el destino del GNL ruso dentro de la red de gasoductos europea es imposible. Según Sefe, «una vez entregadas a la red de gas europea, las moléculas no pueden ser rastreadas», lo que complica los esfuerzos para implementar una prohibición total de las importaciones de GNL ruso en la UE.
En los últimos meses, la UE ha incrementado significativamente las importaciones de GNL ruso debido a la necesidad de compensar el suministro limitado de gas por gasoductos. Esta creciente dependencia preocupa a algunos estados miembros, que han propuesto medidas para reducir los cargamentos de GNL ruso en el bloque.
La situación refleja las tensiones entre la necesidad de diversificar las fuentes de gas y los desafíos técnicos y políticos para implementar una prohibición completa de las importaciones de GNL de Rusia en Europa.