Mientras Arabia Saudita sigue desarrollando su industria petrolera, no rehúye las opciones energéticas alternativas, y la empresa estatal Aramco está invirtiendo mucho en la tecnología del hidrógeno.
Arabia Saudita sigue siendo líder mundial en producción y exportación de petróleo, pero tras un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) a principios de este año y la reciente presión de los inversores para que adopte prácticas más ecológicas y adopte alternativas renovables, el país quiere desarrollar su industria del hidrógeno.
El Director de Tecnología de Aramco, Ahmad Al Khowaiter, explicó la semana pasada: “Hoy demostramos que las tecnologías para el uso del hidrógeno están maduras y disponibles comercialmente… y vemos esto como un punto de inflexión en el mercado del hidrógeno”.
El anuncio se produce cuando el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, lanzó una estrategia nacional de transporte y logística con el objetivo de aumentar la contribución del sector a los ingresos anuales no petroleros a 12.000 millones de dólares para 2030.
La mayoría de los proyectos actuales de hidrógeno siguen dependiendo de los combustibles fósiles, que crean hidrógeno marrón o gris. El producto final puede ser limpio, pero el proceso de producción libera una cantidad importante de dióxido de carbono a la atmósfera. En cambio, el hidrógeno creado de esta manera pero utilizando la tecnología de captura de carbono (CCS) crea un producto más limpio conocido como “hidrógeno azul”, en el que se centran los esfuerzos de Arabia Saudita.
Aramco, la mayor petrolera del mundo, quiere crear un mercado y promover su estrategia de hidrógeno, ya que otros países se han quedado atrás, y espera establecer una base de clientes importante para finales de la década.
Arabia Saudita ya se ha esforzado por garantizar que sus procesos de producción de petróleo tengan una baja intensidad de carbono mediante la inversión en tecnología CAC. Esta misma tecnología se utiliza en la producción de hidrógeno azul y significa que Arabia Saudita es uno de los primeros países que ha desarrollado una infraestructura para la producción sustancial de hidrógeno azul.
Bank of America espera que el hidrógeno sustituya el 25% de toda la demanda de petróleo en 2050. Si esta predicción resulta ser correcta, Arabia Saudita está dispuesta a asegurarse de mantener el mismo dominio sobre los mercados del hidrógeno que tiene actualmente sobre los del petróleo.
Arabia Saudita también quiere desarrollar hidrógeno verde a partir de energías renovables. Pero Aramco reconoce que tendrá que encontrar formas de reducir los costes para hacerlo viable, ya que la producción de hidrógeno verde es unas cinco veces más cara que la de hidrógeno azul.
De cara al futuro, Air Products & Chemicals Inc., con sede en Pensilvania, y la saudí ACWA Power International están invirtiendo 5.000 millones de dólares en la construcción de una planta en la ciudad nororiental de Neom, que producirá el hidrógeno verde, más respetuoso con el medio ambiente.
Esto sigue a la construcción en mayo de la primera planta de hidrógeno verde a escala industrial de la región, alimentada por energía solar, por Siemens Energy y la Autoridad de Electricidad y Agua de Dubai (DEWA), en la vecina Dubai. Se espera que Abu Dhabi siga los pasos de Dubai con la construcción de una planta ecológica de amoníaco e hidrógeno de 1.000 millones de dólares.
Con estas inversiones, Arabia Saudita y los EAU podrían liderar la producción y exportación de hidrógeno azul y verde, perfectamente situados entre los mercados europeos y asiáticos.
Ben Cahill, del Programa de Seguridad Energética y Cambio Climático, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Estados Unidos, cree que “en última instancia, se trata de cambiar con los tiempos y satisfacer la demanda del mercado de energía con menos carbono”. Y añade que “Aramco y ADNOC tienen enormes emisiones absolutas -sobre todo Aramco-, pero quieren reducir la intensidad de las emisiones y descarbonizar las operaciones todo lo que puedan”.
La carrera está ahora en marcha para ver si Arabia Saudita puede convertirse en líder mundial en los mercados del hidrógeno, al igual que lo es en los del petróleo.