Los principales inversores de China, entre ellos el fondo soberano China Investment Corporation (CIC) y las compañías petroleras nacionales chinas, son los que están buscando comprar una participación en la mayor compañía petrolera del mundo, Saudi Aramco, dijeron el miércoles fuentes de Reuters.
El príncipe heredero Mohammed bin Salman había anunciado el martes que Arabia Saudita estaba buscando vender el 1% de su gigante petrolero Saudi Aramco a “una de las principales compañías energéticas del mundo”. No especificó qué empresa energética. MbS también dijo que podría vender más acciones de Aramco a otros inversores internacionales.
La venta del 1% de las acciones podría generar hasta 19.000 millones de dólares para la economía dependiente del petróleo, ya que el país trata de diversificarse fuera de su preciada posesión, el petróleo.
El martes, MbS dijo de forma algo ambigua que el acuerdo podría aumentar las ventas al país “donde reside esta empresa”. Arabia Saudita ya es el mayor proveedor de petróleo de China.
Y no es el único acuerdo que está haciendo Aramco. Aramco acaba de cerrar un acuerdo para vender una participación del 49% en su negocio de oleoductos a EIG Global Energy Partners, con sede en Washington D.C., lo que supuso 12.400 millones de dólares para el gigante petrolero en un momento en el que los presupuestos están ajustados debido a los bajos precios del petróleo y a la reducción de la producción como resultado del pandémico acuerdo posterior de la OPEP.
Fuentes de Reuters sugieren que Aramco ha estado buscando inversores en China desde antes de que comenzara la pandemia. Al parecer, Aramco ha hablado con todos los principales inversores estatales con dinero en el extranjero, pero pocos mostraron interés en el gigante petrolero.
El hecho de que Aramco haya encontrado un comprador para una parte de su negocio de oleoductos y que ahora esté comprando una participación del 1% en Aramco refleja la problemática situación en la que se encuentra Arabia Saudita en su intento de llevar a cabo la Visión 2030. Los miles de millones de dólares que podrían generarse con estas megaventas pueden ser precisamente lo que necesita el ambicioso plan.