La mañana del martes, Ucrania atacó con drones una refinería de petróleo cerca de Nizhny Novgorod, en el oeste de Rusia, según informó el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, marcando el segundo ataque a una refinería rusa en menos de una semana.
Durante la noche del 29 de enero, unidades de inteligencia de defensa de Ucrania, en cooperación con otras fuerzas de defensa, llevaron a cabo el ataque contra la refinería Norsi de Lukoil, ubicada en Kstovo, en la región de Nizhny Novgorod, la sexta ciudad más grande de Rusia.
Posterior al ataque, un gran incendio se desató en las instalaciones, según informó el Estado Mayor ucraniano en una publicación de Facebook, donde se incluyó una imagen de la refinería en llamas.
Las autoridades ucranianas señalaron que la refinería tiene un rol en el apoyo al ejército ruso y advirtieron que continuarán sus operaciones contra «instalaciones estratégicas involucradas en la agresión armada rusa contra Ucrania».
El Ministerio de Defensa de Rusia, a través de Telegram, afirmó que sus sistemas defensivos interceptaron y destruyeron 104 drones ucranianos durante la noche, sin mencionar ni confirmar daños en la refinería Norsi.
Este ataque sigue a otro ocurrido a finales de la semana pasada en una importante refinería en Riazán, donde se causaron daños significativos y se interrumpieron las operaciones.
En el ataque a Riazán, un tanque de almacenamiento de 20.000 toneladas de petróleo, un hidrotratador y una plataforma de carga ferroviaria resultaron dañados. La refinería, que procesa 262.000 barriles por día, lo que representa casi el 5 % de la capacidad de refinación rusa, quedó paralizada, exponiendo las vulnerabilidades del sector energético ruso en medio de la guerra.
Los ataques con drones a refinerías y otras infraestructuras energéticas rusas se han vuelto frecuentes, afectando el suministro de productos combustibles y reduciendo la capacidad de procesamiento de crudo de Rusia.