El ministro de Energía de Arabia Saudita, Abdulaziz bin Salman, afirmó este mes que el petróleo ha dejado de ser un problema de seguridad energética, señalando al gas, la electricidad y los minerales como los nuevos retos. Esta declaración parece anticipar el declive del petróleo como recurso esencial, aunque en realidad refleja una dependencia creciente de los hidrocarburos en mayores cantidades.
La importancia del petróleo quedó patente con el reciente aumento de precios tras las sanciones anunciadas por la administración saliente de Biden contra la industria energética rusa, incluyendo las exportaciones de petróleo y gas. Si la demanda de petróleo hubiera disminuido significativamente debido al auge de los vehículos eléctricos en Europa y China, las sanciones no habrían causado tal impacto. Sin embargo, los precios reaccionaron al alza.
En paralelo, las reservas globales de petróleo han disminuido más rápido de lo previsto. Según John Kemp, analista de mercado energético, los inventarios de crudo en Estados Unidos alcanzaron niveles históricamente bajos para esta época del año, algo que no se veía desde 2015. En los países de la OCDE, las reservas también se reducen, contradiciendo las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía, que aún prevé un superávit menor para este año.
El gas natural se ha consolidado como un recurso clave, especialmente en Europa, donde los problemas de suministro son evidentes durante el invierno. A pesar de las sanciones promovidas por la Unión Europea contra el gas ruso, los países miembros siguen adquiriendo cantidades récord de gas natural licuado (GNL) proveniente de Rusia. Según datos de Kpler, la UE compró más de 800.000 toneladas métricas de GNL ruso solo en las dos primeras semanas de enero, reflejando la persistente dependencia del recurso.
Las reservas de gas en Europa están disminuyendo rápidamente debido a la alta demanda invernal. Aunque los minerales críticos, esenciales para tecnologías de transición como la energía eólica y solar, están ganando relevancia, el petróleo y el gas continúan siendo insustituibles en el panorama energético actual.
Arabia Saudita, que cuenta con reservas de minerales críticos, advierte sobre la creciente competencia por estos recursos. Según Bin Salman, la búsqueda global por asegurar su acceso genera mayores emisiones, costos elevados de metales y precios energéticos más altos, ya que la extracción y procesamiento de estos minerales dependen de los hidrocarburos.
El impacto de la inteligencia artificial (IA) también presiona la demanda energética. Bin Salman explicó que el crecimiento de la IA, los centros de datos y actividades como la minería de criptomonedas intensificará el consumo de energía. “La carrera entre la minería y la generación de energía será un desafío para las economías”, señaló.
Aunque algunos consideran al petróleo como un problema superado en términos de seguridad energética, la creciente demanda pronosticada para este año evidencia que continúa siendo tan fundamental como el gas, consolidándose ambos como pilares insustituibles de la economía global.