¿No sería estupendo saber cuándo están a punto de producirse las crisis financieras?
Esa es la idea que subyace en un nuevo modelo de alerta creado por el banco japonés Nomura, con el nombre un tanto desafortunado de Casandra, dado que la sacerdotisa troyana de la mitología griega estaba maldita para no ser nunca creída a pesar de sus acertadas previsiones. Las crisis financieras, dicen, se ven mejor a través de la perspectiva de los ciclos financieros que de los ciclos comerciales.
Los ciclos financieros suelen estar “asociados a una agresiva asunción de riesgos y pueden autocumplirse, ya que el rápido crecimiento del crédito hace subir los precios de los activos, lo que aumenta el valor de las garantías y, a su vez, aumenta aún más la disponibilidad del crédito. Los ciclos financieros son impulsados, pero también alimentan, una expansión económica insostenible, que se manifiesta en auges insostenibles del crédito y del precio de los activos”, afirman.
El equipo de investigación económica de Nomura, con sede en Singapur, construyó un modelo en torno a cinco señales de alarma diferentes: la relación entre el crédito privado y el PIB, el ratio de servicio de la deuda, los precios reales de las acciones, los precios reales de los inmuebles y el tipo de cambio efectivo real. Nomura afirma que Cassandra señaló correctamente dos tercios de las últimas 53 crisis en 40 países desde principios de la década de 1990, y actualmente advierte que seis economías –Estados Unidos, Japón, Alemania, Taiwán, Suecia y Países Bajos- parecen vulnerables a las crisis financieras en los próximos 12 trimestres.
Nomura también ha analizado el riesgo de los tipos de interés y del cambio climático, y al añadirlos al modelo, las puntuaciones generales aumentaron, pero el número de países en el umbral de la vulnerabilidad a la crisis en realidad disminuyó, ya que Suecia se retiró.