La energía nuclear es una parte indispensable del plan de la administración Biden para reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 52% en los próximos diez años, según declaró la Secretaria de Energía, Jennifer Granholm, en la reunión general anual de la Sociedad Nuclear Americana.
“El presidente Biden está absolutamente comprometido a conseguir que este país funcione con energía limpia, utilizando todas las herramientas de energía limpia disponibles”, dijo la secretaria Granholm, citada por World Nuclear News, y añadió que “la energía nuclear libre de carbono es una parte absolutamente crítica de nuestra ecuación de descarbonización”.
La energía nuclear tiene una huella de carbono muy baja, pero una mala reputación la ha mantenido fuera del foco de atención de la reducción de emisiones. La industria ha pedido que se incluya la energía nuclear en los planes de transición energética, ya que los expertos argumentan que estos planes fracasarán sin la energía nuclear. Sin embargo, la aceptación de este hecho ha sido lenta para los políticos, lo que hace que la declaración de Granholm sea un raro rayo de esperanza para la industria nuclear.
La energía nuclear en EE.UU. ha ido cayendo en desgracia no solo por problemas de reputación, sino por la abundancia de gas natural barato, que ha puesto en peligro la competitividad de muchas centrales nucleares y ha hecho que se cancelen los planes de aumento de capacidad. Esto puede cambiar ahora con la ambiciosa agenda climática de la administración Biden.
El primer paso, dijo la secretaria Granholm, es preservar la capacidad nuclear existente en el país, que genera una quinta parte de la producción total de energía de Estados Unidos.
“El DOE ya trabaja en todo el sector nuclear, que incluye a algunos de ustedes. Trabajamos con ustedes y colaboramos en proyectos para reducir los costes de explotación y aumentar los ingresos del parque nuclear, y con este presupuesto hemos destinado 175 millones de dólares a estos esfuerzos de modernización”, dijo.
“Una gran parte se está destinando a desarrollar y desplegar combustibles nuevos y mejorados para mejorar el rendimiento y reducir los costes. Y vamos a seguir haciendo todo lo posible para animar a nuestros socios en los estados a mantener sus reactores en línea”.
Al mismo tiempo, la administración está estudiando nuevas tecnologías de energía nuclear y ha destinado unos 700 millones de dólares para aprovechar su “enorme potencial”.