Pat Gelsinger, CEO de Intel, junto a ejecutivos clave de la empresa, presentarán un plan al directorio de la compañía a finales de este mes. La estrategia, que busca revitalizar la posición de Intel en el mercado de chips, incluye la venta de negocios considerados innecesarios y la reducción del gasto de capital, según una fuente cercana al asunto.
Entre los posibles activos a vender se encuentra Altera, la unidad de chips programables que Intel ya no puede sostener financieramente con sus ganancias actuales. Este plan se presentará a mediados de septiembre, aunque aún podría sufrir modificaciones antes de su presentación formal, comentó la fuente.
Aunque Reuters ha revelado detalles de la propuesta, Intel no ha hecho comentarios oficiales al respecto. Según la misma fuente y otra persona conocedora de la situación, no se incluyen en la propuesta planes para dividir Intel o vender su operación de fundición a un tercero, como Taiwan Semiconductor Manufacturing Co.
Intel ha separado su división de fundición de su negocio de diseño, y desde el primer trimestre de este año, ambos negocios reportan sus resultados financieros por separado. Para proteger la confidencialidad de los clientes, la compañía ha establecido barreras entre las divisiones de diseño y fabricación, impidiendo el acceso a secretos tecnológicos entre las partes.
En un intento por competir en la era de la inteligencia artificial, Intel enfrenta uno de sus peores momentos financieros, especialmente frente a competidores como Nvidia, cuyo valor de mercado alcanza los 3 billones de dólares, mientras que Intel se sitúa por debajo de los 100.000 millones tras un informe financiero negativo en el segundo trimestre.
El plan de Gelsinger también incluye la posibilidad de reducir aún más el gasto de capital, afectando la expansión de fábricas. Un ejemplo es la planta de 32.000 millones de dólares en Alemania, cuya construcción podría pausarse o detenerse, y la suspensión de parte de las obras en una nueva planta en Israel. En agosto, Intel ya anunció una reducción del 17% en el gasto de capital para 2025, situándolo en 21.500 millones de dólares.
Además de los planes internos, Intel ha contratado a Morgan Stanley y Goldman Sachs para que asesoren al directorio sobre qué negocios vender y cuáles conservar. Aunque no se han solicitado ofertas aún, se espera que lo hagan una vez que el plan sea aprobado por el directorio.
La reunión del directorio a mediados de septiembre será determinante para Intel. La empresa reportó pérdidas en el segundo trimestre, lo que llevó a la suspensión del pago de dividendos y a un recorte de personal del 15%, con el objetivo de ahorrar 10.000 millones de dólares. Además, Lip-Bu Tan, un veterano de la industria de semiconductores, renunció al directorio, creando un vacío de experiencia en ese ámbito.
Recientemente, Gelsinger buscó calmar a los inversionistas ante el desempeño financiero de Intel. Durante una conferencia del Deutsche Bank, admitió que han sido semanas complicadas, pero afirmó que la compañía está enfocada en su plan de recuperación, del cual varios aspectos se decidirán en la próxima reunión de septiembre.
Entre las unidades que podrían ser vendidas se encuentra Altera, adquirida por Intel en 2015 por 16.700 millones de dólares. Aunque ya se ha establecido como subsidiaria independiente y se planea una oferta pública inicial en el futuro, Intel podría optar por venderla por completo a otro fabricante de chips. Marvell, fabricante de chips de infraestructura, podría ser un potencial comprador.
Bloomberg había informado previamente sobre diversas opciones para Intel, incluyendo una posible separación de sus negocios de diseño y fabricación, tema que también se espera sea discutido en la reunión de la junta directiva.