Ayer, el gobierno aprobó un programa de innovación para la tecnología climática, de acuerdo con las recomendaciones del equipo interministerial de promoción de la innovación tecnológica relacionada con el clima. En el marco del programa, el gobierno destinará 3.000 millones de NIS de aquí a 2026 para promover soluciones tecnológicas para hacer frente al cambio climático, con el objetivo de fomentar la industria local y dar a Israel una ventaja en un mercado internacional en crecimiento.
El gobierno considera que se trata de un programa histórico que, si se lleva a cabo, ayudará a Israel a cumplir los objetivos de reducción de emisiones que se ha fijado, y que hasta ahora no ha conseguido alcanzar, y a competir a nivel internacional. La aplicación del programa, sin embargo, será una cuestión que corresponderá al próximo gobierno. El gobierno actual no ha asignado nuevos fondos para ello. Ha presentado las cifras que se han presentado en el pasado, y las asignaciones futuras, pero el gobierno está ahora en proceso de ruptura e Israel se dirige a otras elecciones.
La mayor parte del presupuesto aún no se ha aprobado
Las comprobaciones realizadas por “Globe” han revelado que, en el último presupuesto estatal, el Ministerio de Infraestructuras Nacionales, Energía y Recursos Hídricos asignó 100 millones de NIS a este ámbito y la Autoridad de Innovación 200 millones de NIS, y que estas cantidades se han agrupado y presentado al público una vez más como parte de la decisión actual. La mayor parte del dinero, unos 2.900 millones de NIS, tendrá que esperar hasta el próximo presupuesto, que estará sujeto a las prioridades establecidas por el próximo gobierno.
La decisión de ayer se basó en el trabajo del personal del Ministerio de Infraestructuras Nacionales, Energía y Recursos Hídricos, el Ministerio de Protección del Medio Ambiente, la Autoridad de Innovación de Israel y el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Entre las medidas decididas están: promover y financiar la investigación aplicada en ciencias del clima; actividad diplomática para promover la investigación conjunta sobre el clima; promoción y financiación de empresas emergentes de tecnología climática; formación de una comunidad de investigación en este ámbito; uso de satélites para vigilar el cambio climático y los riesgos medioambientales, con el fin de tomar decisiones sobre la investigación aplicada; formación de una incubadora tecnológica para empresas de tecnología climática; un fondo piloto para financiar ensayos y la aplicación de tecnologías climáticas en Israel; y formación de un equipo de seguimiento y control que elaborará un informe anual de acceso público sobre los progresos del gobierno.
El gobierno también ha fijado objetivos cuantitativos para el fomento de la innovación en tecnología climática. El gobierno aspira a duplicar el número de estudios aplicados y patentes israelíes en tecnología climática, y a aumentar el número de programas piloto realizados anualmente en infraestructuras estatales de 35 a 70 para 2026.
Varios objetivos adicionales que se fijaron no dependen únicamente del gobierno, y es cuestionable que puedan alcanzarse, ya que Israel no es actualmente un líder mundial en tecnología climática. Sólo el 3% de las patentes registradas en Israel tienen que ver con el medio ambiente, e Israel es uno de los dos países peor clasificados a este respecto en la OCDE.
Por ejemplo, el Gobierno se ha fijado el objetivo de duplicar el número de empresas emergentes en este campo que se fundan anualmente, pasando de 55 a 110 en 2026, y de ampliar el número de rondas de recaudación de fondos importantes (más de 10 millones de dólares) de 20 en 2021 a 50 en 2026, junto con la creación de diez fondos de capital riesgo israelíes especializados en tecnología climática en 2026, frente a uno solo en la actualidad. El Gobierno también se ha fijado el objetivo de duplicar el número de fondos de capital riesgo extranjeros activos en este campo en Israel (que realicen al menos una inversión anual de media), pasando de 20 en 2021 a 40 en 2026.
La burocracia y la regulación pesan sobre las empresas israelíes
Se calcula que el mercado mundial de la tecnología medioambiental y climática tenía un valor de 4,6 billones de euros en 2020, y se espera que crezca hasta los 9,4 billones de euros en 2030. Muchos países se han fijado el objetivo de llegar a cero emisiones netas de los gases de efecto invernadero que provocan la crisis climática para 2050, y actualmente tienen dificultades para presentar planes realistas para lograr esa reducción, entre otras cosas por la falta de tecnologías comerciales necesarias para ello.
Muchas tecnologías no consiguen pasar de la fase piloto, entre otras cosas por las barreras normativas, en Israel y en todo el mundo. Una encuesta realizada por la Autoridad de Empresas Gubernamentales entre las empresas de este ámbito reveló que el 28% de las empresas había tenido dificultades en la fase de ampliación, y el 37% tiene dificultades para encontrar sitios beta adecuados para sus productos. Aunque el Estado tiene una capacidad considerable para ayudar en estos aspectos, el 30% de las empresas encuestadas afirmó que uno de los principales obstáculos de su negocio era la barrera normativa. En el caso de la tecnología climática, se trata de una barrera especialmente importante, ya que las empresas jóvenes necesitan acceder a instalaciones de energía y agua, y sin la ayuda del Estado en este sentido, les resultará difícil hacer realidad su visión o probar sus productos.
Incluso los programas gubernamentales aprobados en el pasado han sido cancelados o no han llegado a la fase de ejecución. Por ejemplo, en 2013, el ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro suplente, Yair Lapid, que entonces era ministro de Finanzas, canceló el programa de Israel para la reducción de los gases de efecto invernadero, a pesar de que el gobierno había tomado una decisión al respecto y de la importancia del programa no solo para reducir las emisiones y cumplir los compromisos internacionales de Israel, sino también para reducir la contaminación atmosférica que mata a 2.400 israelíes al año.
“En el pasado también se han aprobado programas con precios de miles de millones”, dice Eitan Parnass, fundador y director general de la Asociación de Energía Verde de Israel. “En 2013, Lapid canceló el programa sin pestañear, y los esfuerzos por intervenir de Shimon Peres y del Ministerio de Asuntos Exteriores no sirvieron de nada. El Ministerio de Finanzas explicó en su momento que las inversiones se amortizarían sólo al cabo de cuatro años, y Lapid adoptó la línea de que todo lo que tuviera un periodo de amortización superior a dos años debía detenerse. Israel podría haber estado en un lugar completamente diferente si no se hubiera cancelado el plan anterior”.
Publicado por Globes, Israel business news – en.globes.co.il – el 27 de junio de 2022.