Se espera que Israel reciba más de 50.000 vehículos nuevos antes de que termine el año, la mayoría provenientes de China. La principal razón de esta oleada es el aumento del impuesto sobre las compras previsto para principios de 2025. Sin embargo, también está motivada por una guerra comercial global que busca frenar la expansión de los vehículos chinos.
Este conflicto comercial está a punto de intensificarse en las próximas semanas, situando al mercado de vehículos de Israel en el centro de la disputa. Como consecuencia, se anticipa un crecimiento significativo en la oferta de marcas y modelos, en el volumen de inventarios, en la competencia y en la entrada de nuevos actores en el mercado israelí.
La guerra comercial en la industria automotriz ha sido impulsada por el récord de exportaciones chinas, que superaron los 5 millones de vehículos en 2023. Este aumento, que tomó por sorpresa a las economías occidentales, motivó la implementación de medidas restrictivas en 2024.
El primer bloque comercial en reaccionar fue la Unión Europea. En julio, la UE impuso un “arancel temporal” del 20-38% a los vehículos eléctricos chinos, argumentando prácticas anticompetitivas del gobierno chino. A finales de este mes, la UE decidirá si mantiene este arancel durante cinco años más. A pesar de las objeciones diplomáticas de China, parece que la medida será inevitable.
Desde la implementación de este arancel, los precios de los vehículos eléctricos chinos han aumentado varios miles de euros en Europa. Esto ha generado quiebras entre importadores, acumulación de inventarios en puertos y ha llevado a algunos fabricantes chinos a reconsiderar su entrada en el mercado europeo.
Aunque algunos fabricantes chinos han anunciado planes para abrir fábricas en Europa, el gobierno chino les ha desaconsejado esta medida por temor a la fuga de tecnología. En su lugar, se sugirió establecer plantas de ensamblaje que eviten los aranceles europeos. Sin embargo, la UE advirtió que no permitirá prácticas que no contribuyan al empleo y al PIB europeos.
Rusia también está cerrando sus puertas a los vehículos chinos, a pesar de que representan casi todos los nuevos vehículos vendidos en ese país. Las sanciones occidentales complican los pagos a los fabricantes chinos en moneda extranjera. Mientras tanto, Estados Unidos y Canadá planean elevar sus aranceles a los vehículos eléctricos y baterías chinas del 25% al 100% este mes.
Israel se presenta como un mercado alternativo preferente para los fabricantes chinos. Aunque es pequeño, con un promedio de 270.000 vehículos vendidos anualmente, no cuenta con una industria local de fabricación de automóviles y no aplica aranceles protectores.
Los consumidores israelíes valoran la relación calidad-precio, lo que otorga a los vehículos chinos una ventaja frente a los occidentales, especialmente en el caso de los eléctricos. Además, la marca y el origen del vehículo no suelen ser factores determinantes para muchos compradores israelíes.
El interés de los importadores israelíes por obtener franquicias de marcas chinas ha contribuido al éxito de estas en Israel, donde han capturado más del 22% del mercado desde principios de 2024, con modelos desconocidos previamente para los consumidores locales.
Si a esta situación se suman las existencias no vendidas en puertos internacionales y los altos precios de los vehículos japoneses, europeos y surcoreanos, junto con el embargo de exportaciones turcas a Israel, es probable que el país vea una nueva ola de vehículos chinos inundando su mercado en los próximos meses. Esta incluiría no solo modelos eléctricos, sino también de gasolina, híbridos y enchufables.
La presión de los fabricantes chinos sobre sus importadores israelíes para que aumenten los pedidos se ha intensificado, con ofertas de inventarios a precios reducidos a cambio de compromisos de compra masivos. Este esfuerzo se refleja en la llegada programada de al menos siete barcos con entre 2.500 y 5.000 vehículos cada uno en las próximas semanas, algunos de los cuales podrían hacer más de un viaje antes de que termine el año.
Otra consecuencia de los inventarios no vendidos es la disposición de los fabricantes chinos a designar importadores adicionales si los actuales no cumplen con sus expectativas. Ya ha habido casos, como las franquicias de Maxus y JAC, donde nuevas empresas han obtenido derechos de importación en Israel, a pesar de que las marcas ya tenían un importador oficial.
Se espera que la llegada masiva de vehículos chinos en 2024 sea solo el comienzo de un cambio aún mayor en el mercado israelí en 2025.