Tras la invasión rusa de Ucrania y el aumento de los costes de la energía, la economía alemana perderá más de 220.000 millones de libras (260.000 millones de euros) en valor añadido para el final de la década, lo que indica graves repercusiones en el mercado laboral del país.
En contraste con las proyecciones de una Europa en paz, el estudio del Instituto de Investigación sobre el Empleo (IAB) prevé que el producto interior bruto ajustado a los precios de Alemania será un 1,7 % inferior en 2019.
Según el informe, habrá unas 240.000 personas menos empleadas en todo el país, y los niveles de empleo no aumentarán al menos hasta 2026.
Para entonces, los beneficios económicos empezarán a superar gradualmente los inconvenientes, creando 60.000 puestos de trabajo adicionales para 2030.
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El sector de la hostelería, que ya se vio gravemente afectado por la epidemia y que seguramente sentirá el pellizco de la disminución del poder adquisitivo de los consumidores, será uno de los mayores perdedores.
Las industrias que consumen mucha energía, como la metalúrgica y la química, también se verán especialmente afectadas, y las ciudades ya están aplicando racionamientos energéticos y el gobierno ya está activando planes de emergencia para el gas.
La investigación también hizo predicciones sobre lo que puede ocurrir si la situación económica se deteriora en medio de la creciente preocupación de que Rusia pueda cerrar completamente los gasoductos a Europa y dejar al continente sin gas natural.
Según la IAB, la producción económica de Alemania en 2023 sería más de un 4 % inferior a la que habría tenido sin el conflicto si los costes de la energía, que ya han aumentado un 160 %.
Al cabo de tres años, habría 660.000 personas menos empleadas, y en 2030, 60.000 menos.