Cuando Donald Trump era candidato presidencial, amenazó a los mayores socios comerciales de Estados Unidos con imponer aranceles del 25 % a menos que tomaran medidas respecto al superávit comercial que mantenían con el país. Los analistas calificaron esta estrategia como arriesgada. Sin embargo, Bloomberg informó recientemente que, aunque la idea no es precisamente elegante, ya está dando resultados.
Según la publicación, los importadores de energía de Asia están adquiriendo más cargamentos de crudo y gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos. Esto se debe a un intento de apaciguar a Trump antes de que implemente medidas más severas que los aranceles.
“Los socios comerciales ven la compra de GNL estadounidense como una forma de negociar con la administración Trump en el tema de los aranceles”, declaró Saul Kavonic, analista de energía en MST Marquee, a Bloomberg. Añadió que desde las elecciones de noviembre pasado se ha registrado un aumento en los pedidos de cargamentos energéticos provenientes de Estados Unidos.
Poco después de las elecciones, Trump sugirió específicamente que la Unión Europea debería comprar más GNL estadounidense para compensar el amplio superávit comercial que mantiene con Estados Unidos. En ese momento, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró que no veía impedimentos para que la UE dejara de comprar GNL ruso y lo sustituyera por el estadounidense, aunque probablemente no fue una de sus afirmaciones más acertadas.
La razón principal por la que la UE compra tanto GNL ruso—e incluso ha alcanzado volúmenes récord este año—es el precio. Esto dificulta que los compradores europeos sigan el ejemplo de sus colegas asiáticos y aumenten sus compras de gas licuado estadounidense. Según informó el *Financial Times* esta semana, la Unión Europea tiene una alta sensibilidad al precio, o, como lo expresó un funcionario de la UE, “El tema del precio es delicado y decisivo”.
Sin embargo, en este momento la UE sí está adquiriendo más GNL estadounidense debido a la disminución de sus reservas de gas y la alta demanda estacional. Reuters informó esta semana que al menos seis cargamentos de GNL han sido desviados de sus rutas originales hacia destinos en Asia y enviados a Europa. Para lograr esto, Europa está pagando una prima, mientras que los compradores asiáticos demuestran su propia sensibilidad al precio.
“Los desvíos ocurren porque los precios asiáticos no mantienen una prima suficiente sobre los precios europeos para atraer los cargamentos”, explicó Martin Senior, jefe de precios de GNL en Argus, a Reuters.
El primer día de su mandato como presidente, Trump canceló la “pausa” de Biden en la expansión de la capacidad de exportación de GNL, lo que podría incrementar la oferta disponible en los próximos cuatro años. Esto podría reducir los precios, dependiendo de la demanda. No obstante, Europa enfrenta un desafío complicado: equilibrar su ambición de reducir los costos energéticos para recuperar competitividad con la necesidad de satisfacer al presidente de Estados Unidos comprando más petróleo y gas estadounidense, productos que tienen un costo superior para los compradores europeos en comparación con alternativas más cercanas geográficamente.
Por su parte, Asia está en una posición más ventajosa debido a su relativa proximidad a Estados Unidos. Sin embargo, los analistas han señalado que incluso los compradores asiáticos no podrían aumentar sus compras de petróleo y gas estadounidense de manera rápida y sustancial debido a los contratos a largo plazo. No obstante, estos mismos contratos podrían dar un impulso al crecimiento de la industria petrolera y gasífera de Estados Unidos si los socios comerciales deciden asegurar su suministro futuro bajo nuevos acuerdos a largo plazo.
En ambos casos, la amenaza de aranceles parece estar logrando el objetivo que Trump pretendía, al menos con los socios comerciales asiáticos y europeos. En cuanto a Canadá, el presidente ha reiterado su amenaza de imponer aranceles del 25 % tanto a este país como a México a partir del 1 de febrero. La respuesta de Canadá ha sido que está “trabajando en medidas de represalia” en caso de que la situación se agrave.