El índice de precios al consumidor aumentó por tercer mes en 2025, con una inflación anual del 3,3%, fuera del rango objetivo del Banco de Israel.
El aumento de precios refleja presiones en sectores esenciales
En marzo, el índice de precios al consumidor en Israel creció un 0,5%, según la Oficina Central de Estadísticas. Esta cifra confirma una tendencia inflacionaria persistente que mantiene la inflación anual en 3,3%, por encima del rango objetivo del Banco de Israel, establecido entre 1% y 3%. Este repunte sigue a un mes de febrero sin cambios y a un alza de 0,6% en enero, evidenciando presiones en rubros como vivienda, turismo, ropa y frutas frescas.
El incremento mensual se debió principalmente al comportamiento de sectores clave para el consumo cotidiano. Ropa y calzado subieron un 2,2%, impulsados por factores estacionales. El área de cultura y entretenimiento registró un alza del 1,5%, reflejando un aumento en el consumo de servicios tras restricciones relacionadas con la seguridad. Las frutas frescas aumentaron un 1,3% por problemas en la oferta, atribuibles a interrupciones logísticas y de mano de obra.
En turismo, tanto los viajes nacionales como internacionales crecieron un 1,7%, y las estadías en hoteles subieron un 6,5%, mostrando una presión importante sobre un sector que no se ha recuperado del todo tras el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023. Mientras tanto, los precios de muebles y servicios de comunicación bajaron un 0,4% en ambos casos, sin lograr contrarrestar la tendencia inflacionaria general.
Las cifras indican un deterioro progresivo del poder adquisitivo de los hogares, que enfrentan aumentos sostenidos en bienes y servicios esenciales en un contexto económico afectado por la guerra en Gaza y sus implicancias estructurales.
Factores clave que impulsaron el aumento del IPC en marzo de 2025
- Inflación mensual del 0,5%, con inflación anual del 3,3%.
- Ropa y calzado subieron 2,2% por demanda estacional.
- Hoteles aumentaron 6,5%, afectando el turismo interno.
- Frutas frescas subieron 1,3% por falta de mano de obra agrícola.
- Contratos de alquiler nuevos aumentaron 3,7% por oferta limitada.
El mercado inmobiliario refleja tensiones en la oferta habitacional
El sector inmobiliario mostró aumentos relevantes durante el mismo periodo. Los contratos de alquiler renovados crecieron un 2,8%, mientras que los nuevos contratos subieron un 3,7%, destacando la escasez de viviendas disponibles en ciudades como Tel Aviv y Jerusalén. Esta diferencia refleja una presión adicional sobre quienes buscan vivienda.
Las restricciones en la construcción, derivadas de la reducción de trabajadores palestinos tras la guerra, han limitado la capacidad de respuesta del mercado. Esto afecta directamente el acceso a vivienda y eleva los precios. Entre enero y febrero de 2025, los precios generales de las viviendas subieron un 1%, consolidando una tendencia al alza en un mercado de baja elasticidad.
La combinación de una oferta restringida y una demanda sostenida sigue agravando la desigualdad habitacional. Las dificultades para ampliar la construcción en zonas urbanas generan un entorno donde los alquileres nuevos superan significativamente los de renovación.
Este fenómeno representa un riesgo para el equilibrio social, al ampliar las brechas entre quienes pueden acceder a vivienda y quienes deben afrontar precios más elevados por nuevas unidades habitacionales.
La política fiscal incrementa la presión inflacionaria sobre los hogares
Las recientes decisiones fiscales contribuyeron de forma directa al alza del índice de precios. En enero y marzo se aplicaron aumentos de impuestos que afectaron bienes de consumo. Uno de los ejemplos más notorios es el incremento del 7,1% en el precio de los cigarrillos durante marzo.
También se anunciaron ajustes futuros en productos regulados. A partir del 1 de mayo, los productos lácteos subirán un 4,48%, según el Ministerio de Agricultura. Este aumento se suma a los ajustes en tarifas de agua y electricidad realizados a inicios de 2025, que ya impactan el presupuesto familiar.
Aunque algunas categorías mostraron descensos, como muebles y comunicaciones, estos movimientos fueron insuficientes para compensar las subidas en sectores esenciales. La estructura tributaria actual limita los posibles alivios para el consumidor promedio.
Los efectos de estas medidas fiscales, combinados con el encarecimiento de servicios públicos, amplifican la carga sobre los hogares en un entorno marcado por la inestabilidad económica y las tensiones externas.
La guerra en Gaza agrava el contexto económico e inflacionario
Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, la guerra en Gaza ha incrementado los costos estructurales de la economía israelí. El presupuesto de defensa alcanzó los 118 mil millones de shekels en 2025, casi el doble que en 2023, según el Banco de Israel y el Ministerio de Finanzas.
El déficit fiscal llegó al 7% del PIB en abril de 2024, reflejando un gasto público elevado. Esta situación ha creado incertidumbre sobre la sostenibilidad de las finanzas del Estado. La reducción de trabajadores en agricultura y construcción ha elevado los costos de producción, repercutiendo en los precios de bienes esenciales.
En turismo, la recuperación es lenta por razones de seguridad, lo que afecta los ingresos de este sector y los precios de los viajes internos. Esta dinámica interrumpe el equilibrio entre oferta y demanda, incrementando los costos para consumidores y empresas.
La inflación, aunque contenida respecto a picos anteriores, se mantiene por encima del objetivo y sigue disminuyendo el poder adquisitivo. la guerra continúa siendo un factor central en esta trayectoria.
Política monetaria limitada por la incertidumbre geopolítica
El Banco de Israel mantiene la tasa de interés en 4,5% desde enero de 2024, tras reducirla en 25 puntos básicos. Desde entonces, ha optado por no modificarla en nueve reuniones consecutivas, según Reuters.
El gobernador Amir Yaron ha indicado que las expectativas de inflación para la primera mitad de 2025 siguen altas, por restricciones de oferta y nuevas cargas fiscales. Aunque se espera una moderación hacia el segundo semestre, el entorno sigue siendo incierto.
El riesgo país se mantiene elevado, pese a una ligera caída en el diferencial de los bonos y los seguros de impago. Esta percepción afecta la inversión, el consumo y presiona la demanda en bienes raíces, encareciendo viviendas y alquileres en zonas consideradas más estables.
En paralelo, el gasto en sectores no esenciales se ha reducido, como reflejan las caídas en categorías como muebles. No obstante, esto no compensa las subidas en bienes de primera necesidad, que siguen sosteniendo la inflación.
El bajo crecimiento limita la capacidad de respuesta económica
Durante 2024, la economía israelí creció apenas un 1%, según el Banco de Israel, por debajo del 1,5% previsto inicialmente. Aunque el último trimestre mostró una expansión anualizada del 2,5%, la recuperación sigue frágil.
El consumo privado permanece débil, afectado por la incertidumbre y la inflación. Los sectores de la construcción y la agricultura enfrentan escasez de trabajadores y cuellos de botella en las cadenas de suministro, lo que incrementa los costos y limita la producción.
El mercado laboral, aunque registraba una tasa de desempleo del 3,5% antes de la guerra, ahora enfrenta presiones por la movilización de reservistas y la reducción de la fuerza laboral extranjera, lo que eleva los costos salariales en varios sectores.
El conjunto de estos factores configura un panorama donde el crecimiento moderado no permite absorber con eficacia los choques de oferta ni aliviar los efectos de la inflación sobre los hogares.