La línea roja del tren ligero en Tel Aviv, inaugurada hace un año, ha sido vista como un proyecto destinado a transformar el transporte, el empleo y la economía en la región metropolitana.
Sin embargo, los resultados hasta el momento son mixtos, con pasajeros que siguen siendo cautelosos, trenes que avanzan a un ritmo lento y conexiones urbanas ineficientes. A pesar de estos desafíos, comienzan a surgir indicios de cambio en los sectores comercial y laboral.
Cada día, 100.000 personas utilizan la Línea Roja, una cifra significativamente menor a la proyección inicial de 234.000 pasajeros diarios. Según NTA Metropolitan Mass Transit, encargada de la supervisión del proyecto, esta situación era previsible debido al tiempo que toma adoptar nuevos hábitos de viaje, especialmente en un contexto de guerra.
NTA también menciona que esta es solo una parte de una red que incluirá otras dos líneas que enfrentan retrasos, lo que aplaza su finalización hasta el final de la década, con planes adicionales para tres líneas subterráneas en la región del Gran Tel Aviv.
No obstante, las metas de pasajeros no se han cumplido. Por ello, Tevel de Egged, la operadora del tren, busca modificar su modelo de ingresos, pasando de una estructura basada en el número de pasajeros a una centrada en los kilómetros recorridos por los trenes.
Un informe del Ministerio de Transporte publicado en mayo también reflejó esta realidad: “La Línea Roja no ha alcanzado los niveles de pasajeros esperados”. La causa principal radica en la lentitud del tren en la zona de Bat Yam, donde las curvas y los sistemas pesados instalados han impedido aumentar la velocidad.
Esto ha hecho que la Línea Roja no pueda competir con los autobuses que circulan a un ritmo igualmente pausado. Sin embargo, se espera que la situación mejore cuando se logre aumentar la velocidad de los trenes y se ajusten los semáforos para priorizar su paso.
Los datos de NTA de febrero, tras seis meses de operación, apoyan esta explicación. El 60% de los viajes se realizan en la sección subterránea de la línea, donde los trenes alcanzan mayor velocidad. Las estaciones más concurridas son Allenby y Yehudit en Tel Aviv, junto con Ben Gurion en Bnei Brak.
Otra razón posible para el bajo número de pasajeros es la falta de una red de autobuses eficiente que complemente la línea, un esfuerzo en el que el Ministerio de Transporte ha tenido poco éxito.
Los servicios de lanzadera implementados por algunos municipios no son lo suficientemente frecuentes para ser una opción confiable, lo que alarga los tiempos de puerta a puerta, incluso cuando las velocidades de viaje son aceptables. A su vez, no todos los municipios han desarrollado la infraestructura de carriles bici necesaria para apoyar el tren ligero, como lo hizo Tel Aviv-Yafo en marzo.
Problemas de conectividad urbana
El profesor Karel Martens, experto en urbanismo del Technion, observa que factores como la guerra, la pandemia de COVID-19 y las políticas urbanas han influido en los patrones de viaje.
Aunque el tren ligero se esperaba que fuera una solución inmediata para aliviar el tráfico, la realidad muestra que aquellos con acceso a estacionamiento gratuito en el trabajo y en sus hogares aún prefieren usar sus coches. Martens también menciona que las largas distancias entre estaciones y la falta de infraestructura peatonal hacen que los tiempos de puerta a puerta sean prolongados.
El caso del bulevar Kiryat, desarrollado por el municipio de Tel Aviv-Yafo, muestra cómo la planificación adecuada puede transformar las zonas alrededor de las estaciones. En este proyecto, se ampliaron las aceras, se añadieron carriles bici y se introdujeron espacios verdes.
No obstante, estos esfuerzos no han sido replicados en otras áreas, como Bat Yam, donde las estaciones están rodeadas de barreras que dificultan el acceso peatonal, o Petah Tikva, donde el tren circula entre múltiples carriles de automóviles.
Martens resalta que la experiencia de esperar un tren en medio de una autopista, bajo el sol y rodeado de ruido, no es atractiva. Sin embargo, sugiere que se puede mejorar el entorno urbano reduciendo los carriles para automóviles, proporcionando sombra y creando puntos de interés, como tiendas y áreas de ocio, cerca de las estaciones.
Impacto en el sector inmobiliario
Diversos estudios han demostrado que las líneas de tren ligero suelen tener un impacto positivo en el mercado inmobiliario. El tasador Ohad Danos llevó a cabo un estudio para el Ministerio de Transporte que examinó cómo el tren ligero en Jerusalén influyó en los valores de las propiedades cercanas.
El análisis abarcó tres fechas clave: la publicación del plan en 2001, la aprobación en 2003 y el inicio de operaciones en 2011. Durante esta década, los valores inmobiliarios en las proximidades del tren ligero experimentaron aumentos significativos, con incrementos que oscilaron entre el 14% y el 172%.
Este tipo de impacto positivo en los bienes raíces podría replicarse en Tel Aviv a medida que se sigan desarrollando las áreas alrededor de las estaciones, siempre que se resuelvan los problemas actuales de infraestructura y conectividad urbana.