La deuda energética, los altos pagos a productores y los riesgos de seguridad ponen al sector energético de Pakistán al borde del colapso.
El impacto del CPEC en el sector energético de Pakistán
En 2013, China y Pakistán iniciaron el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un proyecto destinado a mejorar la economía de Pakistán mediante inversiones en infraestructura y energía. Bajo este acuerdo, China invirtió 62.000 millones de dólares, de los cuales 35.000 millones se asignaron a 21 proyectos energéticos.
Estos proyectos, centrados en plantas de energía a carbón con una capacidad total de 6.000 MW, pretendían abordar la creciente demanda eléctrica del país. Según la Encuesta Económica 2023-24, la capacidad energética instalada en Pakistán asciende a 42.131 MW, casi el doble de la demanda nacional. Sin embargo, los costos asociados han generado graves problemas financieros.
Los Acuerdos de Compra de Energía (PPA) con productores chinos han llevado al gobierno a asumir altos pagos por capacidad, que deben realizarse incluso si no se consume o produce electricidad. Esto ha causado una carga financiera que se considera insostenible.
El caso de la planta de energía de Sahiwal destaca este problema, pues los pagos por capacidad superan lo que se pagó a todos los productores independientes en 2002. Además, los rendimientos garantizados a los inversores chinos, que oscilan entre el 27% y el 34%, están muy por encima de lo establecido en políticas previas.
Datos clave sobre el sector energético de Pakistán
- China invirtió 62.000 millones de dólares en el CPEC, con 35.000 millones destinados a proyectos energéticos.
- Pakistán enfrenta una deuda de 67.200 millones de dólares con Beijing, de los cuales 26.000 millones provienen del CPEC.
- El gobierno paga altas tarifas a los productores chinos, agravando la crisis financiera del sector energético.
- El déficit de energía persiste a pesar de una capacidad instalada superior a la demanda.
Exploración de nuevos recursos y desafíos financieros
El descubrimiento de grandes reservas de petróleo y gas en aguas territoriales de Pakistán podría cambiar el panorama energético del país. Según el exmiembro de la Autoridad Reguladora de Petróleo y Gas, Muhammad Arif, estas reservas permitirían reducir las importaciones de combustibles fósiles.
No obstante, la explotación de estos recursos podría tardar entre cuatro y cinco años, y requiere una inversión inicial estimada en 5.000 millones de dólares. Este proceso enfrenta obstáculos financieros significativos debido a la crisis económica y a la limitada inversión internacional en el sector.
Pakistán depende de las importaciones para cubrir el 85% de sus necesidades de petróleo, el 50% de gas licuado de petróleo y el 20% de carbón. En 2023, la factura de importación energética alcanzó los 17.500 millones de dólares y se prevé que llegue a 31.000 millones para 2030.
El ministro de Energía, Mohammad Ali, afirmó que el país tiene 235 billones de pies cúbicos de reservas de gas. Para aprovechar al menos el 10% de estas, se necesitarían entre 25.000 y 30.000 millones de dólares en la próxima década.
Inseguridad y su impacto en la inversión energética
Los problemas de seguridad han desalentado la inversión extranjera en el sector energético de Pakistán. En 2024, ataques insurgentes afectaron proyectos clave del CPEC, como el de la presa de Dasu, donde murieron cinco ingenieros chinos en un atentado suicida.
El Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA) ha llevado a cabo ataques contra activos chinos, incluido el puerto de Gwadar. Según el ministro de Petróleo, las empresas extranjeras se ven obligadas a gastar grandes sumas en seguridad, lo que incrementa el costo de las operaciones y disuade nuevas inversiones.
Shell Plc anunció en 2023 la venta de su participación en Pakistán a Saudi Aramco, mientras que una subasta de bloques petroleros y gasíferos atrajo escaso interés internacional. Solo tres de 18 bloques ofrecidos recibieron propuestas.
Un futuro incierto para la energía en Pakistán
La dependencia de la deuda externa y la inflación, que llegó al 30% en 2023, han dejado a Pakistán en una posición vulnerable. La economía solo creció un 2,4% ese año, lejos del objetivo del 3,5%, mientras el país depende cada vez más de ayuda internacional.
El contrabando de combustible desde Irán, que alcanza los mil millones de dólares anuales, agrava la crisis. Sin una estrategia clara y sostenible, el sector energético de Pakistán podría enfrentar un colapso, limitando aún más su capacidad para atraer inversiones y superar los desafíos estructurales.