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Política de plástico en Israel pierde apoyo de la comunidad haredí

3 de julio de 2025
Tecnología israelí de UBQ transformará residuos en bioplástico

Un estudio indica que el impuesto sobre plásticos de 2021 provocó una disminución persistente en el respaldo de la comunidad haredí a las políticas ambientales, incluso después de su derogación en 2023.

Impacto del impuesto al plástico en la comunidad haredí

Según un estudio publicado en Policy Sciences, el impuesto al plástico de un solo uso, implementado en Israel en noviembre de 2021, provocó un descenso significativo en el apoyo de la comunidad haredí a las políticas ambientales. La medida, promovida por la coalición del entonces primer ministro Naftali Bennett, gravaba productos desechables como platos, vasos, tazones y pajitas. La comunidad haredí, que representa el 13% de la población israelí con aproximadamente 1,3 millones de personas, interpretó la política como un ataque directo a su estilo de vida, según el informe elaborado por investigadores de la Universidad Hebrea y la Universidad de Tel Aviv.

El equipo encabezado por Leah Bloy, Dr. Nechumi Malovicki-Yaffe, Dr. Boaz Hameiri y Dr. Ram Fishman explica que muchas familias haredíes, debido a su tamaño y condiciones económicas, dependen de utensilios desechables para reducir las tareas domésticas. Israel, uno de los países con mayor consumo per cápita de plásticos de un solo uso, muestra en este grupo un consumo desproporcionado. La entonces ministra de Protección Ambiental, Tamar Zandberg, estimó que el impuesto lograría una reducción del 40% en las compras de plásticos. Sin embargo, el estudio revela que muchas familias haredíes eludieron la medida mediante compras masivas en Judea y Samaria, donde la normativa no tenía aplicación.

Además del impuesto al plástico, se implementó un gravamen sobre bebidas azucaradas, lo que aumentó la controversia, especialmente en el contexto electoral tras la caída del gobierno de Bennett en 2022. Los partidos haredíes, excluidos de esa coalición, aprovecharon el descontento para movilizar apoyo. Tras las elecciones, la coalición encabezada por Benjamín Netanyahu derogó ambos impuestos en 2023 a través del ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, líder del Partido Sionismo Religioso.

El estudio se basa en seis encuestas realizadas entre usuarios del portal Kikar HaShabbat, con 1,5 millones de visitantes únicos. La primera encuesta, anterior a la entrada en vigor del impuesto, registró una actitud favorable hacia temas ambientales. No obstante, tras la implementación, se produjo una disminución sostenida en el respaldo, atribuida más a una percepción de ataque cultural que a razones económicas.

Datos clave sobre el impacto del impuesto al plástico

  • El impuesto de 2021 aplicaba a productos plásticos desechables como platos, vasos, tazones y pajitas.
  • La comunidad haredí, de 1,3 millones de personas, tenía un consumo per cápita de plásticos más alto que el promedio nacional.
  • Encuestas en Kikar HaShabbat revelaron una caída sustancial en el apoyo a políticas ambientales tras la implementación del impuesto.
  • Muchas familias evitaron el impuesto mediante compras en Judea y Samaria.
  • La derogación del impuesto en 2023 no logró revertir la disminución del respaldo ambiental en la comunidad haredí.

Persistencia de actitudes tras la derogación del impuesto

A pesar de haberse derogado más de un año antes, el estudio concluye que la caída en el respaldo haredí a las políticas ambientales persiste. Aunque el sentimiento de victimización disminuyó, los investigadores identifican una falta de comunicación culturalmente adecuada como factor agravante. Señalan que no se realizó ningún esfuerzo institucional para explicar la medida a través de valores o referencias propias del público haredí. En particular, destacan que el principio judío de bal tashchit, que prohíbe el desperdicio, pudo haber sido un marco eficaz para comunicar los objetivos del impuesto.

Las encuestas, pese a sus limitaciones por el acceso irregular a Internet en ciertos sectores haredíes, indican que la resistencia no se debió al impacto económico directo, sino a la percepción de una imposición cultural ajena. Según los investigadores, las comunidades marginadas como la haredí suelen estar excluidas de los debates climáticos, que suelen ser dominados por élites occidentales con mayores niveles de educación y recursos económicos.

El estudio subraya la necesidad de abordar las percepciones de injusticia para fomentar la participación en políticas climáticas. Los investigadores advierten que las respuestas negativas a este tipo de medidas se explican por factores económicos y también por mecanismos psicológicos relacionados con identidad y pertenencia. El caso del impuesto al plástico en Israel demuestra que una regulación ambiental, aunque técnicamente sólida, puede generar rechazo duradero si no se ajusta a la realidad cultural de los sectores afectados.

Asimismo, el informe contextualiza el uso de plásticos desechables en Israel. Aunque el consumo elevado no se limita a los haredíes, sí es más frecuente en esta comunidad debido a condiciones demográficas específicas. La pobreza y el tamaño promedio de las familias —que suele superar los seis hijos— explican la dependencia de utensilios desechables como solución práctica y económica para la gestión del hogar.

Contexto político y social del impuesto al plástico

El impuesto fue introducido en un contexto político polarizado, por una coalición encabezada por Bennett que no incluía a los partidos haredíes, tradicionalmente aliados de Netanyahu. Esta exclusión aumentó la percepción de que la medida era hostil a los valores e intereses del sector haredí. La prensa afín, como Kikar HaShabbat, cubrió de forma activa el debate, contribuyendo a la consolidación del rechazo incluso antes de la entrada en vigor del impuesto.

La derogación, bajo el nuevo gobierno de Netanyahu, fue impulsada por las demandas de los partidos haredíes, que retomaron influencia en la coalición tras las elecciones de 2022. Smotrich, como ministro de Finanzas, priorizó el desmantelamiento de medidas promovidas por la administración anterior, incluyendo las relacionadas con política ambiental.

El estudio concluye que los diseñadores de políticas públicas deben considerar las sensibilidades culturales y económicas de los grupos sociales involucrados. La experiencia del impuesto al plástico en Israel muestra que las regulaciones ambientales requieren estrategias comunicativas que se alineen con los valores del público objetivo. En este caso, la ausencia de diálogo con la comunidad haredí debilitó el respaldo a largo plazo a las políticas climáticas, incluso después de eliminar la medida que originó la guerra.

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