Los agricultores israelíes producen actualmente el 90% de los tomates consumidos en el país, un aumento significativo en comparación con el periodo previo a la guerra iniciada tras la invasión de Hamás desde Gaza el 7 de octubre pasado. Este conflicto impactó la producción local y coincidió con la prohibición de Turquía de exportar tomates a Israel.
Anteriormente, los tomates turcos representaban una cuarta parte de las 200.000 toneladas anuales consumidas en Israel.
Para compensar esta pérdida, el Ministerio de Agricultura ha establecido nuevas áreas de cultivo cerca de la frontera con Gaza y asignado tierras alternativas a los agricultores afectados por restricciones militares en sus campos.
Además, se han incrementado las tierras cultivables en el norte del país y en los Altos del Golán, fortaleciendo la producción nacional.
Actualmente, los tomates disponibles en los mercados provienen de regiones como Aravá, en el sur de Israel, el valle del Jordán, al este, y el Néguev occidental, según información del ministerio.